Iquitos, 19 de abril 2017
Manuel M. Berjón
Miguel Ángel
Cadenas
Para Rafael Macusi Inuma,
que sembró nuestra inquietud por los
Omurano.
En el s. XVIII
tenemos una lista de fundaciones. En ella se consigna en “1767. Humuranas de Uritoyacu”(Velasco 1842: 230). Dando un salto al s. XX
nos encontramos con Tesmann (1999: 246-254), que recoge datos indígenas en la
década de 1920 en diversos contextos de la Amazonía peruana y da cuenta de un lugar
denominado Omurana que está a seis días de viaje en canoa de la boca del
Urituyacu. También refiere un lugar
situado a un día de navegación por nombre Urituyacu. Actualmente es la estación
de un peruano, pero había sido propiedad de José Dosantos González, “patrón” de
los Omurana. Antiguamente los Omurana se enfrentaban a los Candoshi, una
sección de ellos vive en las fuentes del Bohorceyacu, el tercer tributario del
Urituyacu desde abajo, y a los Pinche que viven en las fuentes del Sungaroyacu,
cuarto afluente del Urituyacu desde la boca.
No es fácil
identificar los lugares que nombra Tessman. La toponimia ha ido cambiando a lo
largo del tiempo. Es una toponimia ego-centrada, es decir, que depende del
sujeto que da nombre a los lugares. Por eso cambia con el tiempo y con los
diversos sujetos. Preguntando a la gente, los seis días en canoa para llegar a
un lugar denominado Omurana pudiera coincidir con el actual Yanayacu, un
tributario por el lado izquierdo entre las actuales comunidades de San Juan de Abejaico
y Ayahuasca. El otro lugar denominado Urituyacu, emplazado a un día desde la
boca, se aproxima al espacio habitado por la actual comunidad de Cafetal. Sin
embargo no hay certeza de los lugares a los que se refiere Tessmann. Según este
autor los Omurano viven por el Urituyacu más arriba que los Pinche y Candoshi
(1999: 246). Desconocemos cuando fue denominada así, pero arriba de la actual
comunidad de San Juan de Abejaico hay una quebrada con el significativo nombre
de “Sarampión”.
Algunos testimonios
actuales, de aquellos que no son sus descendientes, afirman que eran violentos.
De ser cierto, una explicación plausible se debe a la invasión de su territorio
o el temor a las epidemias. En cambio, el señor González, su patrón en tiempos
de Tessmann, los califica de “carácter bondadoso y trabajador” (1999: 252). “Entre
los Omurana no hay elementos poblacionales ajenos, tampoco mujeres de otras
tribus (1999: 251).
El río Urituyacu es un tributario por la margen izquierda del bajo río Marañón, en el distrito de Urarinas, provincia y departamento de Loreto.
TERRITORIO
“Algunos Ssimaku
viven en el Urituyacu más abajo de los Omurana” (Tessmann 1999: 269). Los
Ssimaku de Tessmann son los Urarina. Este dato corrobora las fechas de
nacimiento de algunos ancianos urarina actuales en varios lugares del
Urituyacu. Para la década de 1930 el Urituyacu ya era un emplazamiento mutiétnico:
Omurano, Candoshi, Pinche y Urarina.
Completando la
información, el actual presidente comunal de Santa Rosa de Urarinas, nacido en
la vecina comunidad de Urarinas en 1954, distrito homónimo y provincia de
Loreto, cuenta que “mi abuela ha venido del Brasil, era bien negra, el pelo era
churrasco y su apodo era carbón”. En esta comunidad vivía gente “urarina que
salía del Chambira y del Urituyacu”. Es interesante que viniera de Brasil, dado
que el apellido del patrón, Dosantos, indica la misma procedencia. En segundo
lugar, este testimonio avala la hipótesis que para esas fechas ya había
presencia urarina en la comunidad homónima y en el Urituyacu.
En un taller de
presidentes comunales, en Santa Rita de Castilla, el 2011, el apu de Cuninico
hace referencia a un lugar denominado Omurana dentro de la quebrada Cuninico,
una quebrada que sale al Marañón por la margen izquierda, en el distrito de
Urarinas. “El caño y la cocha están en un lugar alto, a unas tres horas en
peque peque desde la boca”. Y añade: “desaparecieron en un ataque de viruela”.
En este mismo taller el apu referido de Nueva Santa Rosa de Urarinas indicó que
“mi abuelo ha conocido a los Omurano, mi papá ya no los conoció”. Según este
testimonio nos estaríamos remontando hasta la década de 1930, o antes. Se
refiere a los Omurano de la quebrada Cuninico.
Otro testimonio de
un anciano de la actual comunidad de Monterrico indica que “en el Patuyacu
vivían: balsacho, urarina y Sarayacu”. El Patuyacu es una quebrada que desagua
en el Marañón por la margen izquierda, también en el distrito de Urarinas, a la
altura y enfrente de la actual comunidad de Monterrico, más arriba de la boca
del Urituyacu. Entrando por el Patuyacu podemos llegar, en época de creciente,
a las primeras comunidades del Urituyacu, a la altura de la actual Cafetal.
Balsacho es un término para designar a los chayahuitas o shawi de Balsapuerto;
sarayacu corresponde a una parcialidad andoa en la boca del Pastaza. Coincidentemente,
otro testimonio muestra que, para la década del 40, un patrón había traído hasta
Santo Tomás a un joven proveniente del río Bobonaza (el río Pastaza en el lado
ecuatoriano).
Para completar el
cuadro indicamos que existen dos cochas denominadas Chayahuita en el Urituyacu.
Una en Juan Velasco Alvarado y otra en San Enrique. Añadimos que la actual
comunidad de Juan Velasco Alvarado comenzó a denominarse así a partir del 23 de
mayo de 1976, anteriormente su nombre era Chayahuita. Tessmann no da noticia de
estos nombres, pudiera ser por desconocimiento o bien porque la entrada de este
pueblo sea posterior. Sabemos que los nombres de estas cochas son anteriores a
la actual fundación de la comunidad de Cafetal que data de 1963.
¿Cómo llegaron al
Urituyacu los Chayahuita o Shawi? No lo sabemos, pero podemos avanzar alguna
hipótesis. En enero de 1924 los aguarunas atacan al pueblo de Cahuapanas
aprovechando que muchos hombres han salido a trabajar el caucho y algunos ya no
regresan a la comunidad quedándose en lugares como Iquitos, Tamishiaco y Nauta.
Los chayahuita replican y matan otros tantos aguaruna (García Tomás I:
194-195). ¿Es posible una migración, huyendo de la réplica aguaruna, al
Urituyacu? Es posible, pero no podemos ir más allá de la conjetura.
Desconocemos la
precisión de la fecha, el informante de García Tomás lo sitúa en enero de 1924.
En cambio, Tessmann afirma que después de su visita en 1925 a la aldea de
Cahuapanas, ésta “fue destruida y una parte de los habitantes asesinada por los
Aguaruna. Luego es posible que los sobrevivientes se hayan trasladado río
abajo” (1999: 211). Es posible que las dos narraciones se refieran a un mismo
suceso fechado en épocas diversas. Si así fuera, dado que Tessmann está
hablando en primera persona, tendría más probabilidades de mayor precisión
histórica, aunque no deja de tener importancia señalar el mes de enero y el
hecho de ser descendientes directos de quienes vivieron el acontecimiento. Pero
bien pudieran ser dos sucesos diferentes. En este caso lo habrían recogido los
informantes de García Tomás, pero no lo hacen. Sea como fuere, uno o dos
acontecimientos, lo cierto es que no podemos concluir nada. Pero es plausible
una conexión entre esta(s) migración(es) y su presencia en el Urituyacu,
dejando atrás el territorio jíbaro. Otra posible explicación es que hubieran
llegado al Urituyacu de la mano de algún patrón, dato que desconocemos. Sea
como fuere, la cuestión queda abierta. Si esto es cierto, ¿por qué no lo
consigna Tessmann? Pudiera ser por desconocimiento o porque sea posterior a su
visita.
Con este bosquejo
podemos indicar que para la época de Tessmann el Urituyacu era compartido por
varios pueblos: Omurano, Candoshi, Pinche, Urarina, dejando a los Chayahuita en
interrogante. Los patrones hacen su trabajo y trasladan gente de un lugar a
otro. Santo Tomás es una de las puertas de entrada en el Urituyacu y es un enclave
multiétnico ya en la década del 40. De igual manera shawi, urarina y andoa en
el Patuyacu, mas la presencia de Omurano y Chamikuro en Cuninico.
Nos gustaría
señalar un dato más respecto al territorio. Ya hemos indicado que el Patuyacu y
el Cuninico son dos quebradas que salen, actualmente, al Marañón por la margen
izquierda. En ambas quebradas han tenido presencia los Omurano. Pues bien, un
anciano del actual Monterrico nos comunicó: “el Patuyacu no daba al Marañón sino
al Urituyacu”. Y de igual manera tenemos registrado que el Cuninico tampoco ha
salido siempre al Marañón.
¿Cómo interpretar
estos datos? Los grandes ríos amazónicos, como el Marañón, no tienen un curso
fijo. Tengamos en cuenta que estamos a poco más de 110 m.s.n.m. y unos 4250 de
km. del Atlántico. Esto hace que surjan los meandros como oportunidad de dar
suficiente velocidad al agua para que no quede empantanada. Esta razón explica
los deslizamientos de estos grandes ríos en un perímetro de unos 3 km. a ambos lados de su
curso. De esta forma tenemos que los ríos fluctúan. Pues bien, cuando el
Marañón se desplaza hacia el norte, como actualmente, las quebradas Patuyacu y
Cuninico vierten sus aguas al Marañón, pero cuando el Marañón se desplaza hacia
el sur ambas quebradas desaguan en el Urituyacu, que sale más abajo. Vestigios
de esto son las islas actuales frente al actual Patuyacu, huangana isla, y en
la zona del Cuninico, islas de Urarinas. Esto nos permite tener unificado el
territorio Omurano en torno al Urituyacu.
A fines de la
década del 50 encontramos “Omuranos,
humuranas o umuranos” en el “río Urituyacu” (Villarejo 1959: 143). Cuando da
constancia de los Mainas dice que “ha desaparecido como tribu, si bien quedan
algunos restos en los omuranos, muratos (?) y chapras (?)” (1959: 138). Al
referirse a los Roamainas dice que se les encuentra “actualmente en el
Urituyacu bajo el nombre de omuranos… He visto clasificados como roamaynas a
los… omuranos…” (1999: 148).
EL CASO DE TRIUNFO.
Un hecho que todavía
se recuerda y que tuvo gran impacto data probablemente de 1958
Un mestizo de apellido Meléndez robó a una “muratilla” del Nucuray
y se vino a vivir al Urituyacu, a la zona del actual emplazamiento de Triunfo.
Había dos grupos de casas, una en la banda izquierda y otros en la banda
derecha del río. Los Muratos del Nucuray vinieron en plan de guerra. Llegaron a
la zona del actual Triunfo y pasaron la noche cerca. A la madrugada, mientras en
Triunfo estaban tomando masato, atacaron y mataron un grupo indeterminado de
gente, algunos indican hasta 20 personas. Los que estaban en la banda izquierda
del Urituyacu, a la altura de Triunfo, perecieron. Todavía se recuerda el
nombre de algunas personas que han muerto ahí. Los padres de la
Sra. Juana Macusi: Juanico Macusi Nuribe,
su mujer, Nicolasa Manizari Ahuite, Andrés Meléndez. También han sido
asesinados
Lorenzo Macusi, mi hermano Felipe Inuma,
Juanico Inuma, José Meléndez y Asunciona Ahuite. Algunos, que no estuvieron
presentes, afirman que murieron hasta 20 personas. También robaron tres mujeres
que llevaron a su territorio, dos han muerto y una vive en una comunidad del
Nucuray. Nunca más las han vuelto a ver. Pero algunas personas que salen del
Nucuray y llegan a Monterrico dicen conocerlas.
Hacia 1946-1948
tenemos anotado otro enfrentamiento en la zona del Yanayacu entre Omurano y Murato.
El dato proviene del Sr. Jaime Ríos († 2014), un maderero que trabajaba en esa
zona. Pero nadie recuerda nada más.
LENGUA
Para 1930 “todos
hablan su lengua, casi todos hablan quechua y uno solo habla bien el español”.
De los dos informantes que posee Tessmann, “el del Uritoyacu que no hablaba
bien español y del cual recibí sólo algunos informes debido a la falta de
comunicación, y un Omurana, que hablaba bien español. Este último pasó en el
Marañón algún tiempo y es por eso que se había olvidado algunos términos menos
corrientes de su idioma” (1999: 252). A partir de aquí todo es silencio. Aunque
Fabre (2005) dice que los últimos hablantes de este idioma fallecieron a
finales de los 50 del siglo pasado. Este autor incluye al Omurano, también
llamado mayna, dentro de la familia záparo. Viatori (2003) lo clasifica dentro
de la familia lingüística zaparoana junto con el andoa (shimigae, semigae,
gae), arabela, aushiri, cawarano, iquito, omurano y zápara. Sobre el omurano
dice que no hay informes suficientes para revitalizarlo y tampoco hablantes
conocidos, al igual que del aushiri. Beier y Michael (2002) también lo integran
en la familia Záparo junto con el andoa, aushiri y cahuarano, todos ellos
extinguidos. Quedan como idiomas sobrevivientes de este tronco lingüístico el
záparo, arabela e iquito. Es posible que el omurano tuviera hace tres siglos
unos 10,000 hablantes. Walker (2008: 21) la considera o una lengua aislada o
perteneciente a la familia linguistica zaparoana.
En 2010, en uno de
los talleres que organiza la
Parroquia, acudió Rafael, estaba enfermo y solicitaba ayuda.
Mientras le atendíamos participó en el taller. Un día estábamos recogiendo
“cuentos” y después de varias narraciones en kukama le invitamos para que relatara
uno. Así lo hizo. Al finalizar invitamos a su compañero a que lo tradujera,
pensando que estaba hablando en urarina. No sabía lo que había contado. La
pregunta era obvia: ¿en qué idioma has hablado? “Urarina, pero también conozco
Omurano”. La sorpresa fue enorme. Resultó que su compañero era un kukama que
vivía en una comunidad urarina por ser su mujer urarina. Estuvimos preguntando
y aseguró que sabía el idioma Omurano. A partir de ahí tratábamos de contactar
algún lingüista que quisiera investigar, pero la búsqueda fue infructuosa. El
2011 en un taller sobre derechos indígenas en el Urituyacu explicamos a los
asistentes que en este río había actualmente tres pueblos indígenas: kukama, urarina
y omurano. Una de las profesoras participantes en dicho taller, al año
siguiente trabajó en San Joaquín de Omaguas, donde estaba haciendo trabajo
lingüístico Zacharias O´Hagan. De esta manera llegó la noticia hasta él y nos
contactó. El 2012 nos hizo una breve visita y en junio de 2013 le invitamos a
visitar el Urituyacu con nosotros. Zacharias es un lingüista que está
realizando un postgrado en Berkeley y queríamos que hiciera un reporte de la
lengua, dado que ningún lingüista peruano había aceptado la invitación. No se
encontró ningún hablante fluido. Las personas que decían hablar omurano
conocían unas cuantas palabras y algunas pocas frases que habían escuchado a
sus mayores. Posiblemente el omurano dejó de ser una lengua fluida hacia 1950. Sin
embargo, la madre de Simón, actual presidente comunal de Guineal hablaba
omurano y quichua,
además del urarina, y murió en 1975 en Caymituyo. Y durante la primera década
de este milenio fueron muriendo todas las personas que habían oído hablar
omurano de manera fluida en su niñez. Los que quedan son nietos de aquellos. Es
posible que tengan más conocimientos de los compartidos. La visita llegó muy
tarde o fue demasiado rápida. Sin embargo, a nuestro humilde parecer, si se
dedicara más tiempo y permanencia en el Urituyacu, es posible que se
encontraran más datos lingüísticos, partiendo del hecho de que ya hace tiempo
dejó de ser una lengua de comunicación diaria. Es posible encontrar algunas
canciones y otras sorpresas. Los programas de las universidades y el afán por
los títulos no son compañeros ideales. La investigación, además de competencia
y dinero, exige también tiempo. La fortuna y el estar en el momento oportuno
también aportan, como nos recuerda la riña de gallos en Bali.
Si para 1930 casi
todos los Omurano eran bilingües en omurano y quechua, y uno solo habla bien
español, en la actualidad todos son bilingües en urarina y español. ¿Cuándo se
produjo el paso del Omurano al Urarina? Tessmann lo desconoce, pero nosotros
creemos que a partir de esa época ya había matrimonios mixtos. Compartir el territorio,
el quechua y la escasez de los Omurano podían ser factores que llevaron a dar
este paso.
El urarina continua
siendo su idioma materno, pero el español es la lengua del resto de comunidades
del Urituyacu, la lengua de la administración y del colegio. Los especialistas
dirán las posibles diferencias entre el urarina del Chambira y del Urituyacu.
Nuestros interlocutores afirman que se entienden bien, pero hay algunas
modificaciones en el tono de habla. Por otro lado, nos parece interesante la
diferencia que marcan los habitantes del Urituyacu con respecto a los del
Chambira. Consideramos que esta rivalidad es superior al espacio en el que se
mueven unos y otros. En nuestra opinión los Omurano, que se fueron mezclando
con los Urarina del Urituyacu, han dejado su huella, como no podía ser de otra
manera. Así tenemos que un insulto frecuente a la gente proveniente del
Chambira sea “chambirino”, como un término despectivo. Otro insulto es kichalaa, pene, referido a las gentes
provenientes del Chambira. Lo que pudiera estar sugiriendo la llegada de
varones urarina al Urituyacu en busca de mujeres.
POBLACIÓN
Es un poco
aventurado hacer un balance sobre la población Omurano, pero disponemos de
varios datos. Para la época de Tessmann la población ascendía a “trece hombres,
ocho mujeres y tres niños” (1999: 246). Es posible que hubiera más Omurano que
los que estaban bajo el patronazgo de Dosantos. Y a fines de los 50 del siglo
pasado “son unas 30 personas, representantes de los roamainas, quienes, a su
vez, entraban como componentes de la gran nación maina” (Villarejo 1959: 143). Pareciera
que en 20 años la población se ha mantenido prácticamente igual.
Tessmann refiere
que “entre los Omurana no hay elementos poblacionales ajenos, tampoco mujeres
de otras tribus” (1999: 251). Es difícil de creer que con una población tan
exigua no haya habido mezcla. Si tenemos en cuenta que hay menos mujeres que
varones, y que cada varón tiene “de una a dos mujeres, sólo el cacique tiene
tres”, es probable que hayan tenido que buscar mujer en otros grupos, contraviniendo
su pauta de casamiento donde “la mujer se traslada a casa del marido” (1999:
251). Aducimos este argumento porque dificulta encontrar mujer, dado que hay
más varones que mujeres, e incluso para evitar el incesto. Esto podría ser bien
visto por sus vecinos, los Urarina, cuya pauta matrimonial indica que el varón
“tiene que ir a casa de sus suegros” (1999: 277). De esta forma se ha ido dando
una paulatina asimilación, sin grandes sobresaltos. Otra posible explicación es
que las mujeres han sido robadas por los Candoshi o los Murato, como en el caso
de Triunfo.
“COMUNIDADES”
Lista de “comunidades”,
junio 2014:
Nº
|
COMUNIDAD
|
|
01
|
Nueva Alianza
|
1980
|
02
|
Cafetal
|
18 de junio 1963
|
03
|
|
23 mayo 1975
|
04
|
|
1995
|
05
|
Progreso I
|
2000
|
06
|
Progreso II
|
2000
|
07
|
Caymituyo
|
|
08
|
|
2001
|
09
|
Reforma
|
23 junio 1974
|
10
|
San Enrique
|
|
11
|
Lupunayo
|
|
12
|
Pintuyacu
|
|
13
|
San Antonio de
Bancal
|
|
14
|
8 de Octubre
|
2013
|
15
|
Guineal
|
1980
|
16
|
|
2003
|
17
|
Ayahuasca
|
1978
|
18
|
San Juan de
Abejaico
|
1976
|
Las comunidades
omurano-urarinas cambian continuamente. Esta pauta, no comprendida y rechazada
por el Estado, les acarrea una pésima situación de instrucción escolar. Ningún
omurano-urarina ha concluido sus estudios de secundaria, y muchos ni siquiera
primaria. Una queja frecuente es: “ve a esos muchachos de ahí [5 varones de
unos 16 años], no saben leer ni escribir”.
De igual manera sucede en salud donde los asentamientos más pequeños no son
visitados por las brigadas ni por el Puesto de Salud de Reforma. Si las
comunidades cambian de emplazamiento, las familias cambian también de
comunidad. Y los lazos familiares se van tejiendo entre todas las comunidades.
Repasando el
nacimiento de algunos omurano-urarina del Urituyacu nos encontramos con que
algunos de ellos indican lugares como Rayayacu, una quebrada dentro del
Yanayacu, cuando sus padres estaban madereando. Otros han nacido en los
actuales asentamientos de Cafetal, Caymituyo, Reforma e incluso enfrente de Velasco.
Este simple dato, como no podía ser de otra manera, nos indica que la
penetración del pueblo kukama les ha ido desplazando y dejando sin territorio. Pero
vamos un poco más atrás. En palabras de un anciano urarina: “los ‘mestizos’ nos
mezquinaban el terreno. Por eso he salido de ahí. He salido de Reforma porque
me mezquinaban la chacra. Decían que de él es el terreno. Así he salido de
allá. Yo he salido bien muchachito cuando he salido de Reforma”.
En el Urituyacu
actualmente hay dos focos importantes omurano-urarina: uno en la zona de arriba
donde se incluyen las comunidades de Ayahuasca, Guineal, 8 de Octubre y Bancal
y otro en torno a Nuevo Progreso, Progreso I, Progreso II, Santa Lucía de
Tipishca y Velasco. Pero ambos focos tienen una fuerte relación con el actual
Monterrico, anteriormente denominado Santo Tomás y previamente como Huangana
Isla. Un lugar emblemático para entender lo que sucede en el Urituyacu.
[Esta nota fue escrita en Santa Rita de Castilla en noviembre 2014 como una contribución para conmemorar el centenario de la presencia agustiniana en la Parroquia de Nauta, provincia y departamento de Loreto. Por motivos que no vienen al caso no se pudo publicar. Ahora la subimos a este blog tal como fue escrita en aquella ocasión].
BIBLIOGRAFIA.
- BEIER, Christine
y MICHAEL, Lev (2002), La condición actual del idioma indígena iquito y las
claves factores afectando al proyecto de su recuperación, un informe de
Cabeceras Aid Project.
- FABRE, Alain
(2005), Diccionario etnolinguistico y guía bibliográfica de los pueblos
indígenas sudamericanos. ZAPARO. Ultima modificación 08/08/11.
- GARCIA TOMAS,
María Dolores (1993), Buscando nuestras raíces. I: Historia y cultura
chayahuita, CAAAP, Lima.
- TESSMANN, Günter
(1999), Los indígenas del Perú nororiental. Investigaciones fundamentales para
un estudio sistemático de la cultura, Abya Yala, Quito.
- VELASCO, Juan de
(1842), Historia del reino de Quito en la América meriodional, tomo III y parte III,
Imprenta de Gobierno, por Juan Campuzano, Quito.
- WALKER, Harry (2008), Under a Watchful Eye:
Urarina Perspectives on Society and Self, Thesis submitted in candidacy for the
degree of Doctor of Philosophy in Social and Cultural Anthropology, Institute
of Social and Cultural Anthropology, University of Oxford, Michaelmas Term. [Existe una edición en libro que no hemos podido consultar].
- WALKER, Harry (2012), Demonic trade: debt,
materiality and agency in Amazonia, en Journal
of the Royal Antropological Institute 18: 140-159.
Anteriormente tuvieron otro emplazamiento
denominado San Luis “antiguo”, fundado en 1995. “Antiguo” es un adjetivo
colocado desde el nuevo emplazamiento. Era la misma población que habían vivido
en Cunchiyacu, situada cerca de la quebrada homónima. En ese emplazamiento y
con el nombre de Cunchiyacu permanecieron desde 1972 a 1988, después se
dispersaron. Cambiaron al nombre de San Luis para poder acceder a la creación
de colegio.