Iquitos, 12 de agosto de 2016
Texto preparado para la
presentación del libro Karuara. La gente del río, Radio Ucamara-Quisca
Producciones, Huaynakana Kamatahuarakana, Iquitos, 2016; Karuara. People of
River, Radio Ucamara-Quisca Producciones, Huaynakana Kamatahuarakana, Iquitos,
2016; Karuara. Le gens du fleuve, Radio Ucamara-Quisca Producciones, Huaynakana
Kamatahuarakana, Iquitos, 2016]. Hay edición kukama-castellano, kukama-inglés y
kukama-francés. La presentación tuvo lugar el 9 de agosto de 2016 a las 8.00
p.m. en el auditorio del antiguo colegio San Agustín, de la calle Nauta cuadra
1, junto al malecón, en la ciudad de Iquitos].
“Voy a
juntar unas cuantas palabras”, decía don Jerónimo, un viejito del Marañón,
cuando comenzaba un discurso. Pues eso, vamos a juntar unas cuantas palabras.
Para nosotros es un honor que nos hayan invitado a esta presentación. Cuando un
amigo, Leonardo Tello, nos propuso la presentación, aceptamos rápidamente. Lo
primero que se nos vino a la cabeza fue la importancia de ser gente. Es lo que
intentamos aprender en el Marañón. Digámoslo con otras palabras: poco a poco
nos fueron domesticando.
Dividiremos
la presentación en tres partes. Comenzaremos con un preámbulo sobre el lugar
donde estamos en estos momentos: las instalaciones del antiguo colegio San
Agustín. La primera parte estará más ligada a nuestra biografía y, por tanto, será
más personal. Una segunda parte que nos parece la más central y que versará
propiamente sobre el karuara-yacuruna. Y una tercera parte con una breve nota
sobre los hablantes del idioma kukama. Comencemos.
0.
Preámbulo: el espacio en el que estamos
Nos
encontramos en un ambiente sugerente: el antiguo colegio San Agustín. Este
colegio cumplía dos funciones. Una primera y fundamental, dedicada a la a la
educación occidental. Acá se prepararon las élites de Iquitos. Hasta que
comenzó a dar el barranco. Para los kukama el barranco se produce cuando los
karuara-yacuruna comen la ribera del río. Suelen hacerlo por mal comportamiento
de las personas: les molesta una vida poco ética y el exceso de ruido. En
síntesis: el nuevo emplazamiento del colegio San Agustín en la plaza 28 de
julio se debe a que los karuara-yacuruna comieron la ribera por mal
comportamiento de los ciudadanos de Iquitos.
Una
segunda función del colegio consistía en dar alojamiento a los misioneros. De
acá partieron los agustinos para visitar los ríos amazónicos. Acá llegaban
también después de sus giras. Han sido cientos de misioneros los que han
accedido a este espacio. Uno de ellos, tal vez el más insigne, haya sido el P.
Lucas Espinosa, gran estudioso del pueblo kukama. Recordemos una anécdota que
narra con Ambrosio, un chamán kukama:
“Un
tal Ambrosio, curandero de profesión, aparece por mi casa medio beodo, alegre,
en el mejor estado para satisfacer la curiosidad. ‘A ver, cómo haces para
curar’, le digo y pongo en su mano un lápiz en sustitución de la gran pipa. No
se hizo rogar. Comenzó a canturrear, soplar, llamar a no se qué espíritus del
cielo y de la tierra, de los montes y de los ríos, de los animales y de las
plantas; a silbar y extender el brazo, diciendo al mismo tiempo: ‘uchima’,
‘uchima’, que en lengua Kichua quiere decir: ‘sal’, ‘sal’, ‘retírate’. Esto y
demás como se ha dicho. ‘¿Y para qué eso?’, le pregunto. A lo que contesta:
‘Pues, ustedes, los curas, cuando bautizan, ¿no soplan, echan saliva, sal,
manteca, y no hacen otras boberías?’ (Digo boberías por no usar su expresión,
un tanto fea). Pues asimismo nosotros’. Entonces comprendí de una vez la
significación de la brujería y de los ritos que la acompañan” (ESPINOSA 1935:
150-151).
Con este
párrafo el P. Lucas concluye su estudio sobre los kukama. Es sintomático el
grado de aceptación y conocimiento que posee de este pueblo indígena.
I.- PERSONAL
I.1.- Conocimos a Mariluz
Canaquiri en Shapajilla, distrito de Parinari. Ella era “movilizadora”. Nos
explicamos: la Parroquia Santa Rita de Castilla, a fines de los 80 comenzó a
preparar mujeres para la atención en salud materno infantil. Era la época del
cólera y la iglesia se esforzó en poner remedio a esta situación. Su trabajo
consistía sobre todo en evitar la temible desnutrición. Mariluz era una de esas
mujeres. Durante muchos años participó en los cursos. Emilsen Flores es otra
mujer de la comunidad de Parinari. Su trayectoria de vida no fue tan cercana a
nosotros. Sin embargo su trayectoria vital es también impresionante. Dirigente
de Wainakana por muchos años. Es una mujer sensible y con una fuerte convicción
por defender los derechos de los pueblos indígenas. Es un honor para nosotros haberlas conocido. Son de
esas mujeres que han cambiado la historia del Marañón. Pero vayamos por partes.
En la década del 90 del siglo
pasado el Programa Pacaya Samiria organizó a 12 comunidades en el Marañón, en
torno al río Samiria, en AIDECOS. Poco a poco fueron convocando a las mujeres
para algunos talleres. Esas reuniones de mujeres indígenas fueron el germen den
WAINAKANA KAMATAWARAKANA, mujeres trabajadoras. Ahora Mariluz y Emilsen son
parte de su directiva.
Los procesos que se han llevado a
cabo en el Marañón han sido intensos: educación bilingüe, contaminación,
oleoducto nor-peruano, hidrovía… Todos estos procesos no serían igual sin la
presencia de WAINAKANA. No siempre ha sido fácil. La organización de varones no
les aprecia mucho. No es posible que una mujer tenga niveles de representación
superiores a los hombres. Pero ahí están.
I.2.-
Cuando llegamos a Nauta había un pequeño
grupo de Animadores cristianos que llevaban años escribiendo un vocabulario
kukama – castellano. Habían sido preparados por los encuentros de kukama
hablantes en el Cencca (Centro Campesino de Capacitación Amazónica). Se reunían
periódicamente y discutían sobre palabras y cómo se escribían. Durante un
tiempo quisimos volver a reunir a kukama hablantes simplemente para conversar.
No fue posible, nunca tuvimos un poco de dinero para poder hacerlo.
Para el año 2007 los Animadores
hablantes del kukama formalizaron sus reuniones en un grupo que denominaron:
“kukamakana katupe”, los kukama aparecen. Se reunían los viernes en la tarde en
la casa del señor Manuel Murayari, recientemente fallecido, ellos fueron el
origen del grupo que posteriormente pasó a reunirse en radio Ucamara. Todos los
viernes, religiosamente, el P. Manolo Berjón, aquí presente, les acompañaba. Se
reunía con ellos. Les escuchaba sus discusiones sobre determinada palabra. Se
reía con ellos. Les estimulaba a continuar adelante. Ellos fueron el germen de
los programas en kukama en radio Ucamara.
Sin embargo, no todas las
personas, hablaban kukama en público. Otros animadores cristianos escuchaban en
silencio. Cuando se les preguntaba si sabían hablar en idioma siempre se
apresuraban a responder: “no”. Pasados unos años alguno de aquellos Animadores
que negaban hablar en kukama se convirtió en el corazón del grupo de kukama
hablantes que se reúnen en torno a Radio Ucamara para impulsar la lengua.
De aquí podemos sacar la primera
conclusión: es necesario generar las condiciones para que la gente pueda hablar
en kukama. Eso pasa por tres requisitos: el primero es el tiempo. Dedicar
tiempo. La iglesia no debe apurarse, es una institución con 2000 años de
existencia y no debemos correr detrás del tiempo. Nuestra fe en la parusía nos
debe vacunar contra la prisa. Sólo dedicando tiempo y energías podemos crear
estas condiciones necesarias para permitir la expresión en idioma kukama. Una
segunda condición matiza la primera. No es únicamente dejar pasar el tiempo,
tener paciencia. Es preciso generar confianza. Esto conlleva un componente de
ser proactivo, de salir al encuentro del otro como otro. De interesarse en las
personas por ser personas. En disfrutar de las cosas pequeñas, de las historias
mínimas, de lo que puede parecer irrelevante. Para que las personas puedan
sentirse seguras y expresar sus visiones de la vida. Es necesario contrarrestar
la vergüenza y afianzar la identidad. Ayuda un poco de dinero como incentivo
para estas historias de recuperación del idioma, unido a una política
lingüística estatal proactiva. Serían el tercer componente. Todo este trabajo
ha alimentado los programas en kukama de radio Ucamara, convirtiéndose en un
soporte público de la defensa del idioma kukama en la sociedad.
Con estas condiciones puede
surgir la chispa, la sorpresa. Lo que parece dormido salta a la luz.
II.- KARUARA, LA GENTE DEL RIO
Acotemos un poco más el tema. Llevamos
un rato hablando del karuara, ¿quién conoce al karuara? Levanten su mano.
¿Quién conoce al yacuruna? Alcen su mano, sin miedo.
Señalamos, brevemente, cuatro
campos, entre otros posibles, donde tiene importancia pensar el karuara: la
cosmología, la historia, el olor y el comportamiento ético.
II.1.- Hace unos años un
antropólogo amigo estaba grabando narraciones tradicionales del pueblo kukama
en las comunidades aledañas a Nauta: en San Antonio. La Sra. Feliciana Yumbato
le narró varias tradiciones. En medio de ellas le contó Caperucita roja. El
antropólogo la grabó con toda normalidad, aunque no hemos visto que haya
teorizado sobre esta situación.
Qué diferencia la versión de la
Sra. Feliciana de la que se cuenta en Europa. Posiblemente nada, y todo. Nada
porque la versión era similar a la que pueda narrar cualquier persona a sus
hijos en Europa. Sin embargo, el marco en el que estaba inserta es diferente.
La versión de la Sra. Feliciana estaba
dentro de un relato indígena. Y aquí percibimos otra característica importante
kukama: la apropiación. Lo que hace diferente esta versión es este marco
indígena. El contexto y la cosmología en la que se inserta.
El gran peligro a la hora de leer
estas narraciones es precisamente descontextualizarlas y enmarcarlas en una
cosmología occidental. De esta manera se convierten en un cuento que apela a la
multiculturalidad, pero que permanece ajeno a la multinaturalidad indígena. Así
se convierte en un asunto estético. Nuestra apuesta es enmarcarla dentro de una
cosmología indígena. Sólo de esta manera se pueden comprender estos relatos en
su plena dimensión. Estas narraciones no son ningún cuento. Para que podamos
comprenderlas necesitamos integrarlas en su propia cosmología. Leídos como
cuentos no percibimos la grandeza de las mismas. Cuando está integrada en su
cosmología entonces percibimos que es otro mundo.
En definitiva, hablar del karuara
implica recordar el diluvio. A diferencia del mito cristiano, la narración
kukama habla del mundo que se voltea. Cuando hay demasiada maldad en el mundo
se produce la inundación y se voltea la tierra. Por eso, las personas que viven
en la tierra pasan a vivir debajo del agua y los que viven dentro del agua se
transforman en personas. Sólo que el pretendido diluvio no sucede una única
vez, como en el relato del génesis. Sino que, en el pueblo kukama, cada nuevo
diluvio configura un mundo debajo del agua. Lo que conlleva que hay tantos
mundos debajo del agua cuantas veces se haya volteado la tierra. Y los seres
que viven debajo del agua son más poderosos y agresivos cuantos más mundos
debajo vivan.
II.2.- Karuara,
yacuruna. Veamos la descripción que hace el P. Manuel Uriarte en 1764 del
yacuruna para los indígenas Iquito.
1764: Yacuruna.
«Un buen indio […], fué señalado semanero, y vino el sábado, como era
costumbre, trayéndome algunas charapillas; pero azorado y pidiéndome, que no
traía más que dos o tres; porque lo habían espantado y hecho volver a prisa los
chauras del agua. –“¿Qué eso?”, le pregunté, y llevé al aposento para
examinarlo despacio, dándole un traguito de aguardiente para sosegarlo. Aquí me
dijo en sustancia que estando el tal parte, cerca del río, asando sus yucas y
peces para comer con otro mocetón […], vinieron salir del río dos indios
desnudos, les pidieron de comer, hablaron y dijeron: “Vosotros tenéis lanzas;
nosotros no tenemos; no nos matéis; seamos amigos”. Y él, asombrado, les dio de
lo que tenía; comieron y se volvieron a sumergir dentro del agua; por lo que él
y su compañero, espantados, tomaron su canoílla y vinieron a toda boga a
avisármelo, añadiendo que nunca tal jamás habían visto; mas que oía a sus
viejos habían ellos visto algunas veces a estos chauras o diablos del agua.
Díjele: –“¿No te acordaste de hacer la cruz?”, y él respondió que con la
turbación no se acordó primero; mas luego sí, aunque con disimulo; y entonces
se volvieron. Luego llamé aparte el compañero, y me contestó lo mismo,
protestando no ir más a aquel paraje, porque no lo cogieran los chauras del
agua. Los indios portugueses contaban lo mismo de abajo.
Discurra cada uno, como le parece,
sobre esto; estos indios me parece no tenían motivo para fingirme esta patraña,
porque allá ninguna premura había para que trajeran los semaneros; antes se les
agradecía y pagaba si algo especial traían. Y aunque ellos acá decían chauras o
diablos del agua, no hallo por qué el diablo se fingiese salir en forma de
indio y volver al río; fuera que hablar pocas palabras, les diesen de comer y
no los dañasen con las lanzas, no parece cosa del diablo; ni quedaron con el
espanto que otros, que en otras partes he tocado, trataron con el común
enemigo, y los más han muerto presto. Yo, acordándome lo de Fray Feijó, que
puede un hombre acostumbrarse a vivir dentro del agua, confirmándolo con aquel
caso del Vizcaíno, que se cogió en redes y hechas las cuentas había
desaparecido en el puerto de su tierra siete años había, no se me hace
imposible que estos Iquitos, hechos a andar en el agua, por alguna melancolía y
temor de sus enemigos, probasen a vivir en el río y se saliesen con ello. He
visto diversas veces cómo son muy juguetones; mientras uno está en la orilla
con su anzuelo pescando, ir ocultamente otro de lejos, zambullendo dentro del
agua y agarrar el anzuelo; parecerle al pescador era un pez grande, y después
de tenerlo buen rato sujetando el fingido pez el resuello, sacar la mano
asiendo de dos dedos el anzuelo, y celebrando el chasco, huirse por debajo del
agua y salir bien lejos a la orilla. Y así, como refiere la Historia de
China, algunos malhechores que allá condenaban a muerte, que era ponerlos
con una cadena fijos dentro del río hasta el cuello sumergidos, y así vivían
como quince y veinte días como algunos pasajeros les diesen algo de comer, y si
morían presto no era tanto por el agua en que estaban cuanto porque por donde
rodeaba la cadena se iba podreciendo la carne y encancerando; éstos, si por
voluntad y en agua tibia, me parece que sin atribuirlo a maldición o cosa para
temerla, vivían, y más saliendo fuera a comer. Y quizás son de los que se oyen
cortar leña de noche en el monte, cerca del agua; aunque arriba dije lo
contario, en lo del Joanico. En lo animal conviene el hombre con las bestias;
de éstas hay allá tan diversas anfibias, que viven en tierra y agua, como el
capiguagra, que son como puercos grandes, el lobillo, como perros; la danta
como mula. Y los he visto en tierra, donde duermen y crían, y por lo común
habitan en el río. Pues, ¿qué mucho que en aquella gentilidad en que viven como
bestias, sin más pensamiento que comer y beber, y algunos instigados del
enemigo, hayan tomado de vivir entre los peces? Pero, en fin, unusquisque
suo sensu abundet.» (“cada uno en su propia mente”) (Uriarte 1986: 384-386).
II.2. Su manera
de pensar la historia. Veamos el tema de la ropa es la propia persona. Un
kukama no pondrá la ropa de otra persona, se enajena, se enferma. Por eso,
cuando muere una persona y no encuentran su cadáver, velan su ropa.
Es curiosa la
ropa con la que visten al yacuruna.
-
Ropa: tiene sombrero (la raya), zapatos (la
carachama), cinturón (la boa), reloj (el cangrejo), plato de yacuruna (victoria
regia), el remo (), la canoa (el caimán),
-
Instrumentos musicales (influencia andina y
europea): el pífano (el shitari), acordeón (pez torres), bombo (cunchi mama),
la quena (jergón),
-
Otros: machete (bufeo macana, ipirawira tsarapu;
macana: arma ofensiva), tabaco (bijao)…
Lo primero que
llama la atención es que los peces de los que está compuesto el karuara no se
comen. El yacuruna es una forma de pensar la alteridad. La ropa que describen
corresponde a un patrón de la época del caucho. Los yacuruna son agresivos,
como los caucheros: roban, comen, matan, transforman…
Los
instrumentos musicales también son apropiaciones realizadas al contacto con
otros pueblos. Bien de influencia andina (quena, pífano…), bien europea
(acordeón).
Yacuruna como figura de la
alteridad. Bien sean apropiaciones de los blancos (ropa, instrumentos
musicales…), andinos (instrumentos musicales…), bien de los otros que fuimos,
nosotros mismos en otros tiempos (macana-machete, tabaco…)
II.3. Esta figura de la alteridad
que es el karuara sirve también para autoidentificarse. Los niños cuando nacen
huelen a karuara, a pez. Sus padres al recibir al recién nacido realizan una
serie de cuidados que lleva a transformar al bebé en una persona verdadera. El
olor cumple aquí un rol preponderante. La primera transformación será el olor a
leche materna. Los bebitos huelen a leche materna al lactar de su madre. Poco a
poco los padres le irán dando un olor característico, propio: baños, comidas,
el mismo contacto físico (humor)…
Otro momento donde aparece el
yacuruna en relación a la vida de las personas es con el cambio de voz en los
varones. Hacia los 13 años, cuando los adolescentes cambian la voz, se parecen
al karuara, tienen voz gangosa. Esta transformación convertirá al adolescente
en un adulto, con un tono de voz humano, dejando atrás al karuara.
II. 4. El karuara se convierte
también en una instancia ética. Si una persona tiene un mal comportamiento es
probable que los yacuruna le corrijan cuando camina en canoa por el río. Si no
obedece, los karuara terminarán llevándole con ellos, para transformarlo en un
nuevo yacuruna. Por eso, pegar a la mujer, vivir borracho, mezquinar… son
comportamientos reprobables que los karuara pueden corregir, que de hecho
corrigen.
En lugar de conclusión,
formulemos una pregunta: ¿qué es un río? No es el momento de responder a esta
pregunta, pero sí de dejar constancia que un río no es únicamente “una
corriente de agua más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago
o en el mar” (Diccionario rae). Estamos viendo que el río, y los karurara que
en él habitan, forman una rica cosmología con gran incidencia en la vida
práctica. Las visiones desarrollistas del río que desconocen esta sabiduría
indígena no pueden comprender la resistencia de la gente a ciertos proyectos,
ni el daño que causan a los pueblos indígenas.
III.- HABLANTES DEL IDIOMA KUKAMA
Durante años no se nos permitió
escuchar hablar en kukama en las comunidades. La gente lo negaba. La primera
persona a la que escuchamos hablar en kukama fue un Animador Cristiano: (+)
Mamerto Ahuanari, gran amigo, “que Dios le haya recogido en sus benditas
manos”, como se dice en el Marañón. En Nauta era más fácil escuchar hablar en
kukama.
Nuestra impresión es que se trata
a las personas que hablan kukama como algo del pasado, un vestigio sin
importancia, un “grupo residual”. El diccionario Rae define residuo como una “parte
o porción que queda del todo”. Y nos viene a la mente la expresión “aguas
residuales” con la connotación fétida que conlleva. Si se nos permite, vamos a
utilizar un término propio de los estudios bíblicos: “el resto de Yahvé”. La
Biblia utiliza la expresión “resto de Yahvé”
para referirse a un grupo pequeño de judíos que mantienen la fe en Yahvé
en medio de las dificultades y el destierro. Los profetas ven en este “resto de
Yahvé” no un residuo, sino un germen. La semilla del pueblo judío. Nos gustaría
aplicar este concepto de “resto” a los kukama hablantes. No son ningún residuo,
tal como les tratan las diversas administraciones y la sociedad envolvente, son
un resto del cual florece la cultura kukama. De ahí la importancia. Con
palabras del profeta Isaías: no romper la caña quebrada, ni apagar el pábulo
vacilante.
Los kukama hablantes no son un
residuo, son un resto. Y acá podemos ver cómo en los últimos años se los trata
como residuo y se los folkloriza. No hay fiesta, recibimiento de autoridades,
acontecimiento importante… donde no se dance o hable en kukama. Esta visión
estética es un barniz que sirve para que todo siga igual. Nosotros apostamos
por lo contrario. Un resto que mantiene la esperanza. Por eso preferimos
apostar por el tipo de actividades que realiza Radio Ucamara.
LO QUE QUEDA POR DELANTE
Otros proyectos: videos, libros,
todo soporte es adecuado para plasmar la cultura kukama. Y sobre todo, la
radio.
Bueno, ya hemos juntado unas
cuantas palabras. Esperemos que haya sido de su agrado. Muchas gracias.
Nota: Pueden adquirir el libro
poniéndose en contacto con Radio Ucamara.
…………………………………
BIBLIOGRAFIA
- ESPINOSA, Lucas (1935), Los tupí del Oriente
peruano. Estudio lingüístico y etnográfico, Publicaciones de la expedición
iglesias al Amazonas, Madrid.
- URIARTE, Manuel (1986 [1771]), Diario de un
misionero de Maynas, CETA, Iquitos.
- Diccionario Rae
- Biblia de Jerusalén
Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas