Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas
El Seminario Amazónico Intervicarial del Perú
tiene dos sedes: una en Pucallpa (propedéutico) y otra en Iquitos (filosofía y
teología). La inauguración en Pucallpa se llevó a cabo el día 20 de febrero. En
Iquitos, el día de ayer.
Para la inauguración, además de los
seminaristas estuvieron presentes el Rector (P. Estanislao Rembala), formador y
viviendo en el seminario (P. Rafael Kipigroch), los formadores externos (PP.
Andinger Macahuachi, Jorge Luis Cachique y Adler Díaz) y confesor (P. Marcos
Brulinski), el P. Manolo Berjón y el obispo de Iquitos.
Comenzamos con una reunión de los formadores,
la celebración de la eucaristía y el compartir de la mesa. El inicio de un año
formativo siempre es una gracia y una oportunidad. Una gracia de Dios para
escuchar su Palabra y una oportunidad para discernir lo que Dios quiere para
cada uno de nosotros.
Este año, en la sede de Iquitos, participan 5
seminaristas: 3 de Iquitos, 1 de San José del Amazonas y 1 de Puerto Maldonado.
Respecto a los niveles de estudio: 2 en primero en filosofía, 2 en segundo de
filosofía y 1 en segundo de teología. Agradecemos a Dios que sigue suscitando
vocaciones amazónicas al servicio de la Iglesia. Algunos Vicariatos amazónicos
tienen actualmente seminaristas en otros seminarios del Perú. La idea es que a
partir del próximo año, quienes concluyan el periodo propedéutico en Pucallpa
pasen al seminario de Iquitos.
Anotamos de pasada algunas ideas. Merecerían un
análisis más detallado, pero no puede ser objeto de este escrito ocasional. Quisiéramos
señalar cuatro ideas: simposio sobre el sacerdocio en Roma, descenso de las
vocaciones en América Latina, inculturación y en el corazón de Dios.
1.
Recientemente
se llevó a cabo un Simposio internacional en Roma sobre el sacerdocio. Entre
otros temas de estudio se conversó sobre la relación entre el sacerdocio
ministerial (los sacerdotes que conocemos) y el sacerdocio de los fieles (por
medio del bautismo todo cristiano es sacerdote, profeta y rey). Hay que esperar
a la publicación de las actas de dicho Simposio. Como no podía ser de otro
modo, el escándalo por los abusos sexuales en la Iglesia tuvo eco en dicho
Simposio. El más claro y directo fue el Cardenal Ouellet, organizador de dicho
Simposio. En la inauguración pidió perdón a las víctimas cuyas vidas han sido
destruidas por un comportamiento abusivo y criminal.
2.
Llevamos
al menos una década de descenso de las vocaciones en América Latina. Esto también
sucede en la selva peruana. Por tanto, debemos preguntarnos qué nos dice Dios.
Cómo vamos a hacer las comunidades cristianas para tener acceso a la Palabra de
Dios, la vida cristiana y los sacramentos. Algunos Vicariatos tienen una bonita
experiencia con los diáconos permanentes (diáconos casados y con hijos). El
Papa Francisco ha instituido el ministerio del catequista. Toda la Iglesia es
ministerial y desde esta ministerialidad algunas personas tienen
responsabilidades concretas al servicio de la Iglesia, nunca al margen ni por
encima de la Iglesia. Necesitamos sacerdotes en clave sinodal, caminando
juntos.
Pensamos en Iquitos. La ciudad va a
continuar creciendo. Los sacerdotes no vamos a ser suficientes. ¿Cómo atender
esta ciudad? Esta pregunta debe ser objeto de discernimiento por parte de todo
el Vicariato. ¿Significa esto que nos olvidamos de las comunidades cristianas de
los ríos? De ninguna manera, también debe ser objeto de discernimiento. ¿Qué
papel juegan las mujeres en este discernimiento?
3.
Inculturación
no es una palabra que nos guste, tenemos serias objeciones al término. Señalamos
de pasada que depende del término cultura. Nos movemos en otros parámetros: la
ontología. Utilizamos el término inculturación únicamente para entendernos,
porque es un término muy frecuente en la Iglesia. Llegamos al Seminario con
tiempo suficiente y tuvimos una bonita conversación antes de comenzar las
actividades programadas. Algunos sacerdotes loretanos abordaron el tema de “los
endemoniados”. Es otro tema delicado, pero de gran aliento pastoral. Solo unas
breves indicaciones:
a. En la Biblia aparece continuamente
que Jesús expulsa los demonios (exorcismos). Esta tarea está vinculada al Reino
de Dios. A partir de la Ilustración los teólogos no han sabido qué hacer con
este tema y prácticamente han dejado de reflexionar sobre él. Esto se refleja en
la teología que estudiamos y en la predicación que realizamos. Digamos que hay
un “sesgo ilustrado” en la lectura de la Biblia. Y que conste que la
Ilustración es un gran aporte a la humanidad. En la actividad pastoral también
aparecen “poseídos”, “endemoniados”.
b. Mc 5, 1-20 narra la vida del “endemoniado
de Gerasa”. Cuatro brevísimas indicaciones: 1) Pasaron al otro lado del lago
(v. 1). Jesús se mueve en la frontera. 2) Habita en los sepulcros (v. 3). Es
decir, se comporta como un muerto. Camina y grita, pero vive como un muerto en
vida. 3) Me llamo Legión porque somos muchos (v. 9). La región de Gadara estaba
fuertemente romanizada, con presencia de la Legión romana (ejército romano). Es
decir, los lugares donde hay opresión militar (pero también económica,
lingüística, política, de género…) son espacios donde el demonio actúa con
mayor libertad. Por tanto, expulsar al demonio implica trabajar contra las
opresiones de todo tipo. 4) La actuación de Jesús implica “integrar” a los
excluidos. Después de algunos milagros, los liberados caminan con Jesús. En
este caso, fruto de la misión cristiana, Jesús le indica que vaya a predicar
entre los suyos (v. 19-20). Por tanto, la misión cristiana está muy pegada a la
actividad de Jesús de expulsar los demonios.
c. Cuando se dice que tal persona está
endemoniada debemos tener en cuenta dos aspectos: 1) qué le está oprimiendo. Habitualmente
son personas con fuertes carencias: adolescentes (carecen de autonomía),
económicas (habitualmente sucede en familias muy humildes), lingüísticas
(estamos convencidos que muchas de estas personas pertenecen a familias con
tradición indígena que son fuertemente discriminadas), de género (muchas
señoritas), políticas (Loreto es el departamento con menor acceso al agua
potable, podríamos señalar otros indicadores)… Por tanto, es fundamental que
actuemos también en este campo. De lo contrario nuestra actuación pastoral
será, cuando menos, ingenua; si es que no llega a ser cínica. 2) Una comunidad
cristiana que reza. No podemos solucionar todos los problemas. Pero sí podemos “integrar”
a la familia donde algún miembro sufre. Este soporte es fundamental. La fuerza
de Dios es más poderosa que el demonio. Por tanto, rezar, leer la Biblia,
acudir a la Iglesia, formar parte de un grupo, utilizar el agua bendita para
rociar toda la casa… son parte de una actuación consciente de la Iglesia. No se
trata de una visita esporádica, sino de una verdadera integración. Notemos que ‘diablo’
significa ‘el que divide’. Por eso ataca a quien está dividido, escindido,
separado. De ahí la importancia de ‘integrar’. Una integración respetando a
cada persona, sin anular su personalidad.
4.
En
el corazón de Dios. El evangelio de ayer (Mc 10, 17-27) nos invitaba a poner
nuestro “tesoro en el cielo”. El joven rico estaba encadenado a la riqueza y no
pudo caminar con Jesús, se fue triste. Los cristianos estamos invitados a poner
nuestro tesoro en el cielo. De esta manera no nos lamentamos por lo que
dejamos, sino que estamos alegres porque Dios nos acompaña. Ese tesoro en el
cielo nos lleva a vivir las dificultades propias de la vida con alegría, porque
somos peregrinos en este mundo, somos ciudadanos del cielo (carta a Diogneto).
Que el comienzo de este año formativo sea
fructuoso para la Iglesia. Que Dios bendiga a nuestros seminaristas y a
nuestros vicariatos. Y que tengamos la valentía de descubrir la voluntad de
Dios para nosotros, como rezamos en el Padre Nuestro.