sábado, 24 de julio de 2021

PALABRAS DE AGRADECIMIENTO: "Teología del tejido"

Mons. Miguel Ángel Cadenas Cardo 

Iquitos, 18 de julio de 2021


Estamos celebrando un acto de fe, un acto de confianza en Dios. La escucha de su Palabra y la eucaristía que nos estimulan a continuar con nuestra vida cristiana.

En primer lugar, en mi nombre y en nombre del Vicariato Apostólico de Iquitos, agradecemos de corazón a Mons. Julián García Centeno, nuestro obispo emérito, que ha venido expresamente desde España para esta ceremonia. Pido para él un aplauso y que Dios bendiga su vida y le acompañe. De igual manera a todos los obispos que nos están acompañando, signo de comunión entre las diócesis y vicariatos.

"Santo Toribio de Mogrovejo. Ruega por nosotros". Ginebra Peña Gimeno (fotografía)

De igual manera, un recuerdo especial para Mons. Miguel Olaortúa Laspra, que se ha quedado para siempre entre nosotros. Que Dios le haya recibido en sus benditas manos. Muchas gracias a su familia. Han sido muy generosos con este Vicariato. Paso a leer un WhatsApp de Javier Olaortúa, hermano de Mons. Miguel:

Hola Miguel Angel: 

Quedan pocos días para la Consagración Episcopal y la Toma de Posesión del nuevo Obispo de Iquitos, para tu Consagración y Toma de Posesión.

Como hermano de Mons. Miguel, de Michel, mi corazón me pide estar presente en tal honorable acontecimiento; a él le hubiera encantado que, ya que él no puede físicamente darte el relevo como hizo Mons. Julián con él, alguien de su familia, de la familia del anterior obispo, asistiera en su representación.

Desgraciadamente, la pandemia del Covid que estamos padeciendo nos limita todos nuestros movimientos y nos impide hacer realidad nuestros deseos.

Aún así, aunque no podamos físicamente acudir, queremos que sepáis, que todo el Vicariato Apostólico de Iquitos sepa, que toda la familia de Mons. Miguel Olaortua Laspra, a pesar de la distancia geográfica que nos separa, estará espiritualmente con vosotros el domingo 18 de julio próximo, en ese momento y en ese estadio Max Augustín y que nos sentimos muy orgullosos y contentos por el hecho de que el Santo Padre haya nombrado un nuevo Obispo para el pueblo iquiteño.

Sin duda, el Vicariato Apostólico de Iquitos está de enhorabuena.

Desde Bilbao, un abrazo fraternal para todo el pueblo loretano.

Javier Olaortua Laspra (en nombre de toda la familia de Mons Miguel Olaortua Laspra).

Me han preguntado en varias oportunidades cómo se recibe la noticia del nombramiento de obispo. La respuesta siempre es la misma: con asombro y, en mi caso, en fuera de juego. Poco a poco se va uno reponiendo del susto. Ayuda tener un amigo que fuma mapacho y te va icarando de vez en cuando, el P. Manolo Berjón.

Y del cigarro al tejido. Las personas no somos aisladas, sino que estamos interconectadas unas con otras. O, si me permiten, utilizaré una preciosa imagen: estamos llamados a ser “tejedores de comunión”. Leonardo Tello, director de radio Ucamara de Nauta, me comentaba hace unos días diferentes contextos del tejer. Leonardo escuchaba a su mamá cómo los bebés se tejían en la barriguita de la mamá. El pupo de la mamá era el punto final de ese tejido que estaba conectado con el pupo del bebé. De igual manera, sucede cuando nos caemos y nos hacemos una herida. El proceso de curación de la herida es precisamente que el mismo cuerpo se va tejiendo de nuevo. Otro contexto en que se hablaba de tejer era en la fabricación de tinajas: las tiras de barro que unían eran consideradas un tejido. Además de los cestos y canastos tejidos de tamshi y otras sogas. Esto nos permite vislumbrar la riqueza del tejido. Tejer, entrelazar. 

Imposición de la mitra por Mons. Julián. Ginebra Peña Gimeno (fotografía)

Y hablando de tejidos no podemos olvidarnos de las redes. Las redes de los pescadores y las redes sociales. Que no se conviertan en un espacio entre iguales. Que sepamos tejer hilos con los que piensan diferente. Hilos que mantengan la comunión, hilos que generen esperanza. Hilos que tejan una sociedad que luche contra las crueles desigualdades sociales.

Ya en Hch 18,3 se nos dice que Pablo fabricaba tiendas, tejía tiendas, como Prisca y Aquila. Sin duda, podemos comprender el ministerio de Pablo como un gran “tejedor de comunión”: formando comunidades cristianas y llevando la colecta para los pobres de Jerusalén. Tejiendo hilos de unas comunidades con otras, incluso cuando no estaban de acuerdo: como Pablo y la comunidad de Jerusalén. La comunión no es estar todos de acuerdo, sino entrelazar y fortalecer los lazos por encima de las diferencias: no sólo evitar romper los hilos, sino tejerlos para hacerlos más fuertes. Como cuando pensamos diferente pero conseguimos respetarnos y colaborar unos con otros. En el caso cristiano quien nos ayuda a generar comunión es el Espíritu de Jesús, de ahí que sea tan importante rezar. Cuando aparecen diferencias que parecen insuperables es necesario intensificar la oración para que sea Dios quien nos mantenga en la comunión. “Concédele la paz y la unidad” rezamos en el rito de la paz de la misa. No es fruto humano, aunque también exige nuestro esfuerzo, sino que es don de Dios. De ahí la necesidad de rezar.

A continuación nombraré unas pocas personas con las que he estado entrelazado. Han sido ellos quienes me han integrado a su tejido y me han pedido, en muchas ocasiones sin pronunciar palabra, que sea un “tejedor de comunión”. En un Perú y un Loreto tan fragmentado y polarizado es necesario que en la iglesia nos apliquemos la imagen de “tejedores de comunión”. No todos pensamos igual, pero fortalecemos los hilos que nos unen unos a otros. No hilos de explotación, sino de comunión.

En primer lugar al P. Miguel Fuertes, y con él a los sacerdotes, religiosos y religiosas de este Vicariato. A él le tocó pilotar esta iglesia en medio de la tempestad provocada por el covid. En el imaginario popular el P. Miguel Fuertes y el P. Raymundo Portelli son los hombres que manifestaron el rostro más compasivo y misericordioso de Dios en medio de la oscuridad. Cuando imperaba el “sálvese quien pueda”, ellos iniciaron una colecta para comprar una planta de oxígeno, que se convirtieron en cinco, y cosieron literalmente el tejido social de Loreto. Un fuerte aplauso para ellos. 

Animadores Cristianos: Ribelino Ricopa, Juana, Pepe Alves, Mons. Miguel Angel, 
Ligia Saboya y P. Manolo Berjón. Ginebra Peña Gimeno (fotografía) 

Quiero agradecer el trabajo silencioso de los Animadores Cristianos, que presiden la comunidad cristiana y todos los domingos y fiestas realizan la Celebración de la Palabra de Dios. Ellos son claves en la vida de la Iglesia y en mi ejercicio ministerial. No puedo citar a todos, pero quiero señalar la vida entregada del señor Pedro Díaz, que murió ahogado en el río Marañón, a la altura de Maypuco, que Dios le haya recibido en sus benditas manos. [Y todos los Animadores difuntos]. A Antonio Vela, primer Animador Cristiano del pueblo indígena Urarina en el río Urituyacu. A Ligia Saboya y Sonia Caritimari, también del río Urituyacu. A Ribelino Ricopa y Pepe Alvez, de la comunidad de Santa Clara en el Marañón, de quien tanto hemos aprendido. Agradecer a Agucho Vela y Leonidas Pinche. Todos ellos de la querida Parroquia Santa Rita de Castilla. En Nauta, a Vidal Reátegui, de la comunidad de Nuevo Mundo, en el río Amazonas. A Francisco Tello (Pancho), Animador de Santa Fe, en el río Chiriyacu. Al Animador Alejandro Uraco, uno de los primeros Animadores en la Parroquia de Nauta, todavía vivo. En Iquitos a Karina Guerrero, de la capilla de la Visitación, y a los responsables de las capillas de Masusa: Juan Manihuari, Héctor Moncada y Nancy Macahuachi. Al EPAP de las Parroquias de Nauta y de la Inmaculada. Todos ellos, y muchos más que no puedo nombrar, me han tendido sus hilos y me han incorporado a sus tejidos. En todos ellos veo el rostro de la Iglesia, un rostro amazónico. Me van a disculpar a los que no puedo nombrar, y a las demás parroquias que todavía no conozco. Ahora tendré que aplicarme a la tarea.

El tejido cristiano está hecho con de hilos y hojas de esperanza. “Den razón de su esperanza a todo el que les pida explicación, pero háganlo con dulzura y respeto” (1Pe 3,15-16). La evangelización está en el corazón de la Iglesia. Pero evangelizar no es adoctrinar. Debemos renunciar al proselitismo, nos recuerda el Papa Francisco, para poder ofrecer la Buena Nueva de Jesús. Esperanza, no sólo futuro o utopía, esperanza cristiana: compañía de Dios en esta vida y recibimiento por Dios en el cielo para los difuntos. No debemos tener miedo, evangelizar es nuestra principal tarea.

Gracias al Monasterio de Hnas. Carmelitas. Ellas tejen para ganarse la vida. Han cosido la ropa litúrgica que estoy utilizando. Pero, sobre todo, sus hilos son tejidos por Dios. Ellas nos recuerdan que en la vida cristiana lo más importante es Jesús. Él es nuestra razón de ser como cristianos.

Gracias al coro. Los cantos son una preciosa forma de evangelización. Recuerden que en las reducciones de Maynas de los padres jesuitas la música jugó un papel fundamental en la evangelización. Han cantado muy bonito, los cantos han sido perfectamente ejecutados: el salmo y el sólo de violín me han emocionado profundamente.

Gracias a los medios de comunicación que hacen posible esta transmisión y que permiten que nos sigan en otras partes del mundo. Quiero recordar de modo especial a radio LVS y a Oraldo Reátegui, quien fuera su director, que Dios le haya recibido en sus benditas manos. 

El abrazo: Ligia Saboya y Mons. Miguel Ángel. Ginebra Peña Gimeno (fotografía)

Para ir terminando, quiero recordar a mi difunto papá (Severino), mi mamá (María Purificación), mi hermana (Puri) y mi cuñado (Félix). Les hubiera gustado estar acá, pero no ha sido posible. A mi pueblo de Laguna de Negrillos, en España, devoto de la Virgen del Arrabal. A D. Alberto Rodríguez, el sacerdote de mi pueblo y a D. Justo, párroco de Villaquejida donde fue bautizado Santo Toribio de Mogrovejo, un aventajado en los sínodos. A la Orden de San Agustín, a la que pertenezco, al P. Domingo Natal y al P. Fernando Joven, mis formadores. Este último me dio dos consejos cuando supo que venía destinado a la selva: “vete al río”, se refería a Santa Rita de Castilla y “no seas muy aventado”. Entonces no lo comprendí, después me sirvió cuando navegaba por los ríos. Al P. Toño, vicario regional de los agustinos en Iquitos, al P. Ramiro Castillo, vicario de Chulucanas, al P. Vicente Valenzuela, vicario de Apurimac, al P. Eleodoro Villanueva, presidente de la Federación de los tres vicariatos del Perú. Al P. Hernanis, provincial de Nuestra Señora de Gracia del Perú, al P. Jesús Torres, consejero de la Provincia San Juan de Sahagún de España, a Mons. Robert Prevost, obispo de Chiclayo y anterior general de la Orden y al P. General de los Agustinos, P. Alejandro Moral, mi profesor de Biblia. Todos ellos forman parte del tejido en el que Dios me ha insertado para fortalecerme en la fe. Muchas gracias a todos y que Dios les bendiga. 

Mons. Miguel Ángel dirigiendo unas palabras finales. Ginebra Peña Gimeno (fotografía)

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