domingo, 28 de agosto de 2016

NO CONVERTIR EL DERRAME EN UN PASE DE MODELOS: o la “ropa litúrgica” en el pueblo kukama



 Foto: ©Radio Ucamara, 25 agosto 2016.



Nueva Alianza es una comunidad indígena kukama situada en el distrito de Urarinas, provincia de Loreto, región Loreto, Perú. Asentada en la margen izquierda del río Marañón, en la boca del río Urituyacu. Han sufrido un terrible derrame de crudo por dos roturas del Oleoducto Nor-peruano.

La comunidad es un espacio donde todas las personas son reconocidas. Incluso los que llegan de fuera rápidamente son identificados, en situaciones normales. En condiciones especiales, las identificaciones externas ayudan. Ahora aparecerán distintos uniformes (de instituciones públicas con sus logos: fiscalía, OSINERGMIN, OEFA, ANA, Petroperú… -en una zona pesquera todavía no se ha hecho presente SANIPES-; y de otros trabajadores y contratistas: Lamor, medios de comunicación…). Cada cual con su uniforme. Todos ellos pertenecen a una “economía de bienes de prestigio”. Este uniforme del poder genera un grupo de pertenencia. Se pone en marcha la maquinaria, la performance del poder, su liturgia. “Este desfile de moda eclesiástica [del poder] da la bienvenida a su eminencia y a su distinguida compañía esta noche”. Así comienza la famosa escena de Roma, de Federico Fellini.

Nueva Alianza no debe convertirse en una pasarela, ni en un pase de modelos. No se puede frivolizar. Representar a una institución implica velar por el bien de todos los ciudadanos, también de los indígenas. (Insistimos en esto de los indígenas porque pareciera que no son ciudadanos). La ropa está ligada a un compromiso ético. Una persona vestida de doctor, en un hospital, le identifica con una profesión y esperamos de él que se comporte como tal, recordando su juramento hipocrático. Hoy en día se prefiere hablar de los códigos deontológicos, donde las personas se comprometen a respetar la ética respectiva a su profesión. Periodistas, abogados e ingenieros, entre otros, tienen el suyo propio. No es correcto que un político invierta en bolsa con información privilegiada o que compre un terreno que sabe que pronto va a ser recalificado. No es correcto.

Nueva Alianza es una comunidad nativa kukama desde hace tiempo. Para este pueblo indígena, como para otros, la ropa no es algo baladí. Cuando alguien muere y no aparece su cuerpo, le velan su ropa. Si se desea hacer daño a una persona basta con recoger una prenda e introducirla dentro de la lupuna. E incluso, hay personas para las que vestir la ropa de otro les produce dolor de cabeza. En realidad, al ser la ropa la propia persona, vestir la ropa de otro es enajenarse, de ahí el dolor de cabeza.

Pero la ropa también es la posibilidad de una transformación. Los animales también tienen ropa. Y dependiendo de la ropa con la que se vistan son de una especie u otra. Los chamanes son seres transespecíficos que atraviesan las fronteras: es una persona que en ocasiones aparece como gente y en otras como jaguar. Cuando está en su “momento jaguar”, come, mata, asesina; cuando está en su momento de gente, vive tranquilo. Pero posee la facultad de traspasar las fronteras.
 
La conversión, para los indígenas, se manifiesta primeramente en el cambio de ropa, no en el cambio de mentalidad. Por tanto, cuando se llegue a un acuerdo para limpiar el derrame de crudo, que se llegará, las empresas tendrán que donar a sus trabajadores la ropa adecuada: overall, botas, guantes, lentes, máscaras… Esto plantea la posibilidad de convertirse en otro. En este caso, en blanco. Quienes busquen indígenas con cushma y coronas de plumas, en el bajo Marañón, se equivocan. Esta “transformación en otro”, a través de la ropa adecuada para trabajar, implica un cambio operado, dirigido y querido por los indígenas. Es la posibilidad de ser indígena en este siglo XXI, donde una de las cuestiones más importante es conseguir dinero para satisfacer alguna de las nuevas necesidades, como tener un celular, por ejemplo. Un celular que les permita hacer “fotos de espíritus”. Y, como todos sabemos, fotografiar un espíritu sólo lo pueden hacer los indígenas.

viernes, 12 de agosto de 2016

Presentación del libro "Karuara, la gente del río"



Iquitos, 12 de agosto de 2016

Texto preparado para la presentación del libro Karuara. La gente del río, Radio Ucamara-Quisca Producciones, Huaynakana Kamatahuarakana, Iquitos, 2016; Karuara. People of River, Radio Ucamara-Quisca Producciones, Huaynakana Kamatahuarakana, Iquitos, 2016; Karuara. Le gens du fleuve, Radio Ucamara-Quisca Producciones, Huaynakana Kamatahuarakana, Iquitos, 2016]. Hay edición kukama-castellano, kukama-inglés y kukama-francés. La presentación tuvo lugar el 9 de agosto de 2016 a las 8.00 p.m. en el auditorio del antiguo colegio San Agustín, de la calle Nauta cuadra 1, junto al malecón, en la ciudad de Iquitos].


“Voy a juntar unas cuantas palabras”, decía don Jerónimo, un viejito del Marañón, cuando comenzaba un discurso. Pues eso, vamos a juntar unas cuantas palabras. Para nosotros es un honor que nos hayan invitado a esta presentación. Cuando un amigo, Leonardo Tello, nos propuso la presentación, aceptamos rápidamente. Lo primero que se nos vino a la cabeza fue la importancia de ser gente. Es lo que intentamos aprender en el Marañón. Digámoslo con otras palabras: poco a poco nos fueron domesticando.

Dividiremos la presentación en tres partes. Comenzaremos con un preámbulo sobre el lugar donde estamos en estos momentos: las instalaciones del antiguo colegio San Agustín. La primera parte estará más ligada a nuestra biografía y, por tanto, será más personal. Una segunda parte que nos parece la más central y que versará propiamente sobre el karuara-yacuruna. Y una tercera parte con una breve nota sobre los hablantes del idioma kukama. Comencemos.

0.       Preámbulo: el espacio en el que estamos
Nos encontramos en un ambiente sugerente: el antiguo colegio San Agustín. Este colegio cumplía dos funciones. Una primera y fundamental, dedicada a la a la educación occidental. Acá se prepararon las élites de Iquitos. Hasta que comenzó a dar el barranco. Para los kukama el barranco se produce cuando los karuara-yacuruna comen la ribera del río. Suelen hacerlo por mal comportamiento de las personas: les molesta una vida poco ética y el exceso de ruido. En síntesis: el nuevo emplazamiento del colegio San Agustín en la plaza 28 de julio se debe a que los karuara-yacuruna comieron la ribera por mal comportamiento de los ciudadanos de Iquitos. 

Una segunda función del colegio consistía en dar alojamiento a los misioneros. De acá partieron los agustinos para visitar los ríos amazónicos. Acá llegaban también después de sus giras. Han sido cientos de misioneros los que han accedido a este espacio. Uno de ellos, tal vez el más insigne, haya sido el P. Lucas Espinosa, gran estudioso del pueblo kukama. Recordemos una anécdota que narra con Ambrosio, un chamán kukama:
“Un tal Ambrosio, curandero de profesión, aparece por mi casa medio beodo, alegre, en el mejor estado para satisfacer la curiosidad. ‘A ver, cómo haces para curar’, le digo y pongo en su mano un lápiz en sustitución de la gran pipa. No se hizo rogar. Comenzó a canturrear, soplar, llamar a no se qué espíritus del cielo y de la tierra, de los montes y de los ríos, de los animales y de las plantas; a silbar y extender el brazo, diciendo al mismo tiempo: ‘uchima’, ‘uchima’, que en lengua Kichua quiere decir: ‘sal’, ‘sal’, ‘retírate’. Esto y demás como se ha dicho. ‘¿Y para qué eso?’, le pregunto. A lo que contesta: ‘Pues, ustedes, los curas, cuando bautizan, ¿no soplan, echan saliva, sal, manteca, y no hacen otras boberías?’ (Digo boberías por no usar su expresión, un tanto fea). Pues asimismo nosotros’. Entonces comprendí de una vez la significación de la brujería y de los ritos que la acompañan” (ESPINOSA 1935: 150-151).

Con este párrafo el P. Lucas concluye su estudio sobre los kukama. Es sintomático el grado de aceptación y conocimiento que posee de este pueblo indígena.


I.- PERSONAL
I.1.- Conocimos a Mariluz Canaquiri en Shapajilla, distrito de Parinari. Ella era “movilizadora”. Nos explicamos: la Parroquia Santa Rita de Castilla, a fines de los 80 comenzó a preparar mujeres para la atención en salud materno infantil. Era la época del cólera y la iglesia se esforzó en poner remedio a esta situación. Su trabajo consistía sobre todo en evitar la temible desnutrición. Mariluz era una de esas mujeres. Durante muchos años participó en los cursos. Emilsen Flores es otra mujer de la comunidad de Parinari. Su trayectoria de vida no fue tan cercana a nosotros. Sin embargo su trayectoria vital es también impresionante. Dirigente de Wainakana por muchos años. Es una mujer sensible y con una fuerte convicción por defender los derechos de los pueblos indígenas. Es un  honor para nosotros haberlas conocido. Son de esas mujeres que han cambiado la historia del Marañón. Pero vayamos por partes.

En la década del 90 del siglo pasado el Programa Pacaya Samiria organizó a 12 comunidades en el Marañón, en torno al río Samiria, en AIDECOS. Poco a poco fueron convocando a las mujeres para algunos talleres. Esas reuniones de mujeres indígenas fueron el germen den WAINAKANA KAMATAWARAKANA, mujeres trabajadoras. Ahora Mariluz y Emilsen son parte de su directiva.
Los procesos que se han llevado a cabo en el Marañón han sido intensos: educación bilingüe, contaminación, oleoducto nor-peruano, hidrovía… Todos estos procesos no serían igual sin la presencia de WAINAKANA. No siempre ha sido fácil. La organización de varones no les aprecia mucho. No es posible que una mujer tenga niveles de representación superiores a los hombres. Pero ahí están.

I.2.-
Cuando llegamos a Nauta había un pequeño grupo de Animadores cristianos que llevaban años escribiendo un vocabulario kukama – castellano. Habían sido preparados por los encuentros de kukama hablantes en el Cencca (Centro Campesino de Capacitación Amazónica). Se reunían periódicamente y discutían sobre palabras y cómo se escribían. Durante un tiempo quisimos volver a reunir a kukama hablantes simplemente para conversar. No fue posible, nunca tuvimos un poco de dinero para poder hacerlo.

Para el año 2007 los Animadores hablantes del kukama formalizaron sus reuniones en un grupo que denominaron: “kukamakana katupe”, los kukama aparecen. Se reunían los viernes en la tarde en la casa del señor Manuel Murayari, recientemente fallecido, ellos fueron el origen del grupo que posteriormente pasó a reunirse en radio Ucamara. Todos los viernes, religiosamente, el P. Manolo Berjón, aquí presente, les acompañaba. Se reunía con ellos. Les escuchaba sus discusiones sobre determinada palabra. Se reía con ellos. Les estimulaba a continuar adelante. Ellos fueron el germen de los programas en kukama en radio Ucamara.

Sin embargo, no todas las personas, hablaban kukama en público. Otros animadores cristianos escuchaban en silencio. Cuando se les preguntaba si sabían hablar en idioma siempre se apresuraban a responder: “no”. Pasados unos años alguno de aquellos Animadores que negaban hablar en kukama se convirtió en el corazón del grupo de kukama hablantes que se reúnen en torno a Radio Ucamara para impulsar la lengua.

De aquí podemos sacar la primera conclusión: es necesario generar las condiciones para que la gente pueda hablar en kukama. Eso pasa por tres requisitos: el primero es el tiempo. Dedicar tiempo. La iglesia no debe apurarse, es una institución con 2000 años de existencia y no debemos correr detrás del tiempo. Nuestra fe en la parusía nos debe vacunar contra la prisa. Sólo dedicando tiempo y energías podemos crear estas condiciones necesarias para permitir la expresión en idioma kukama. Una segunda condición matiza la primera. No es únicamente dejar pasar el tiempo, tener paciencia. Es preciso generar confianza. Esto conlleva un componente de ser proactivo, de salir al encuentro del otro como otro. De interesarse en las personas por ser personas. En disfrutar de las cosas pequeñas, de las historias mínimas, de lo que puede parecer irrelevante. Para que las personas puedan sentirse seguras y expresar sus visiones de la vida. Es necesario contrarrestar la vergüenza y afianzar la identidad. Ayuda un poco de dinero como incentivo para estas historias de recuperación del idioma, unido a una política lingüística estatal proactiva. Serían el tercer componente. Todo este trabajo ha alimentado los programas en kukama de radio Ucamara, convirtiéndose en un soporte público de la defensa del idioma kukama en la sociedad.

Con estas condiciones puede surgir la chispa, la sorpresa. Lo que parece dormido salta a la luz.




II.- KARUARA, LA GENTE DEL RIO
Acotemos un poco más el tema. Llevamos un rato hablando del karuara, ¿quién conoce al karuara? Levanten su mano. ¿Quién conoce al yacuruna? Alcen su mano, sin miedo.
Señalamos, brevemente, cuatro campos, entre otros posibles, donde tiene importancia pensar el karuara: la cosmología, la historia, el olor y el comportamiento ético.

II.1.- Hace unos años un antropólogo amigo estaba grabando narraciones tradicionales del pueblo kukama en las comunidades aledañas a Nauta: en San Antonio. La Sra. Feliciana Yumbato le narró varias tradiciones. En medio de ellas le contó Caperucita roja. El antropólogo la grabó con toda normalidad, aunque no hemos visto que haya teorizado sobre esta situación.

Qué diferencia la versión de la Sra. Feliciana de la que se cuenta en Europa. Posiblemente nada, y todo. Nada porque la versión era similar a la que pueda narrar cualquier persona a sus hijos en Europa. Sin embargo, el marco en el que estaba inserta es diferente. La versión de la Sra. Feliciana  estaba dentro de un relato indígena. Y aquí percibimos otra característica importante kukama: la apropiación. Lo que hace diferente esta versión es este marco indígena. El contexto y la cosmología en la que se inserta.

El gran peligro a la hora de leer estas narraciones es precisamente descontextualizarlas y enmarcarlas en una cosmología occidental. De esta manera se convierten en un cuento que apela a la multiculturalidad, pero que permanece ajeno a la multinaturalidad indígena. Así se convierte en un asunto estético. Nuestra apuesta es enmarcarla dentro de una cosmología indígena. Sólo de esta manera se pueden comprender estos relatos en su plena dimensión. Estas narraciones no son ningún cuento. Para que podamos comprenderlas necesitamos integrarlas en su propia cosmología. Leídos como cuentos no percibimos la grandeza de las mismas. Cuando está integrada en su cosmología entonces percibimos que es otro mundo.

En definitiva, hablar del karuara implica recordar el diluvio. A diferencia del mito cristiano, la narración kukama habla del mundo que se voltea. Cuando hay demasiada maldad en el mundo se produce la inundación y se voltea la tierra. Por eso, las personas que viven en la tierra pasan a vivir debajo del agua y los que viven dentro del agua se transforman en personas. Sólo que el pretendido diluvio no sucede una única vez, como en el relato del génesis. Sino que, en el pueblo kukama, cada nuevo diluvio configura un mundo debajo del agua. Lo que conlleva que hay tantos mundos debajo del agua cuantas veces se haya volteado la tierra. Y los seres que viven debajo del agua son más poderosos y agresivos cuantos más mundos debajo vivan.

II.2.- Karuara, yacuruna. Veamos la descripción que hace el P. Manuel Uriarte en 1764 del yacuruna para los indígenas Iquito.
1764: Yacuruna. «Un buen indio […], fué señalado semanero, y vino el sábado, como era costumbre, trayéndome algunas charapillas; pero azorado y pidiéndome, que no traía más que dos o tres; porque lo habían espantado y hecho volver a prisa los chauras del agua. –“¿Qué eso?”, le pregunté, y llevé al aposento para examinarlo despacio, dándole un traguito de aguardiente para sosegarlo. Aquí me dijo en sustancia que estando el tal parte, cerca del río, asando sus yucas y peces para comer con otro mocetón […], vinieron salir del río dos indios desnudos, les pidieron de comer, hablaron y dijeron: “Vosotros tenéis lanzas; nosotros no tenemos; no nos matéis; seamos amigos”. Y él, asombrado, les dio de lo que tenía; comieron y se volvieron a sumergir dentro del agua; por lo que él y su compañero, espantados, tomaron su canoílla y vinieron a toda boga a avisármelo, añadiendo que nunca tal jamás habían visto; mas que oía a sus viejos habían ellos visto algunas veces a estos chauras o diablos del agua. Díjele: –“¿No te acordaste de hacer la cruz?”, y él respondió que con la turbación no se acordó primero; mas luego sí, aunque con disimulo; y entonces se volvieron. Luego llamé aparte el compañero, y me contestó lo mismo, protestando no ir más a aquel paraje, porque no lo cogieran los chauras del agua. Los indios portugueses contaban lo mismo de abajo.

Discurra cada uno, como le parece, sobre esto; estos indios me parece no tenían motivo para fingirme esta patraña, porque allá ninguna premura había para que trajeran los semaneros; antes se les agradecía y pagaba si algo especial traían. Y aunque ellos acá decían chauras o diablos del agua, no hallo por qué el diablo se fingiese salir en forma de indio y volver al río; fuera que hablar pocas palabras, les diesen de comer y no los dañasen con las lanzas, no parece cosa del diablo; ni quedaron con el espanto que otros, que en otras partes he tocado, trataron con el común enemigo, y los más han muerto presto. Yo, acordándome lo de Fray Feijó, que puede un hombre acostumbrarse a vivir dentro del agua, confirmándolo con aquel caso del Vizcaíno, que se cogió en redes y hechas las cuentas había desaparecido en el puerto de su tierra siete años había, no se me hace imposible que estos Iquitos, hechos a andar en el agua, por alguna melancolía y temor de sus enemigos, probasen a vivir en el río y se saliesen con ello. He visto diversas veces cómo son muy juguetones; mientras uno está en la orilla con su anzuelo pescando, ir ocultamente otro de lejos, zambullendo dentro del agua y agarrar el anzuelo; parecerle al pescador era un pez grande, y después de tenerlo buen rato sujetando el fingido pez el resuello, sacar la mano asiendo de dos dedos el anzuelo, y celebrando el chasco, huirse por debajo del agua y salir bien lejos a la orilla. Y así, como refiere la Historia de China, algunos malhechores que allá condenaban a muerte, que era ponerlos con una cadena fijos dentro del río hasta el cuello sumergidos, y así vivían como quince y veinte días como algunos pasajeros les diesen algo de comer, y si morían presto no era tanto por el agua en que estaban cuanto porque por donde rodeaba la cadena se iba podreciendo la carne y encancerando; éstos, si por voluntad y en agua tibia, me parece que sin atribuirlo a maldición o cosa para temerla, vivían, y más saliendo fuera a comer. Y quizás son de los que se oyen cortar leña de noche en el monte, cerca del agua; aunque arriba dije lo contario, en lo del Joanico. En lo animal conviene el hombre con las bestias; de éstas hay allá tan diversas anfibias, que viven en tierra y agua, como el capiguagra, que son como puercos grandes, el lobillo, como perros; la danta como mula. Y los he visto en tierra, donde duermen y crían, y por lo común habitan en el río. Pues, ¿qué mucho que en aquella gentilidad en que viven como bestias, sin más pensamiento que comer y beber, y algunos instigados del enemigo, hayan tomado de vivir entre los peces? Pero, en fin, unusquisque suo sensu abundet.» (“cada uno en su propia mente”) (Uriarte 1986: 384-386).

II.2. Su manera de pensar la historia. Veamos el tema de la ropa es la propia persona. Un kukama no pondrá la ropa de otra persona, se enajena, se enferma. Por eso, cuando muere una persona y no encuentran su cadáver, velan su ropa.

Es curiosa la ropa con la que visten al yacuruna.
-          Ropa: tiene sombrero (la raya), zapatos (la carachama), cinturón (la boa), reloj (el cangrejo), plato de yacuruna (victoria regia), el remo (), la canoa (el caimán),
-          Instrumentos musicales (influencia andina y europea): el pífano (el shitari), acordeón (pez torres), bombo (cunchi mama), la quena (jergón),
-          Otros: machete (bufeo macana, ipirawira tsarapu; macana: arma ofensiva), tabaco (bijao)…
Lo primero que llama la atención es que los peces de los que está compuesto el karuara no se comen. El yacuruna es una forma de pensar la alteridad. La ropa que describen corresponde a un patrón de la época del caucho. Los yacuruna son agresivos, como los caucheros: roban, comen, matan, transforman…

Los instrumentos musicales también son apropiaciones realizadas al contacto con otros pueblos. Bien de influencia andina (quena, pífano…), bien europea (acordeón).

Yacuruna como figura de la alteridad. Bien sean apropiaciones de los blancos (ropa, instrumentos musicales…), andinos (instrumentos musicales…), bien de los otros que fuimos, nosotros mismos en otros tiempos (macana-machete, tabaco…)

II.3. Esta figura de la alteridad que es el karuara sirve también para autoidentificarse. Los niños cuando nacen huelen a karuara, a pez. Sus padres al recibir al recién nacido realizan una serie de cuidados que lleva a transformar al bebé en una persona verdadera. El olor cumple aquí un rol preponderante. La primera transformación será el olor a leche materna. Los bebitos huelen a leche materna al lactar de su madre. Poco a poco los padres le irán dando un olor característico, propio: baños, comidas, el mismo contacto físico (humor)…

Otro momento donde aparece el yacuruna en relación a la vida de las personas es con el cambio de voz en los varones. Hacia los 13 años, cuando los adolescentes cambian la voz, se parecen al karuara, tienen voz gangosa. Esta transformación convertirá al adolescente en un adulto, con un tono de voz humano, dejando atrás al karuara.

II. 4. El karuara se convierte también en una instancia ética. Si una persona tiene un mal comportamiento es probable que los yacuruna le corrijan cuando camina en canoa por el río. Si no obedece, los karuara terminarán llevándole con ellos, para transformarlo en un nuevo yacuruna. Por eso, pegar a la mujer, vivir borracho, mezquinar… son comportamientos reprobables que los karuara pueden corregir, que de hecho corrigen.

En lugar de conclusión, formulemos una pregunta: ¿qué es un río? No es el momento de responder a esta pregunta, pero sí de dejar constancia que un río no es únicamente “una corriente de agua más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar” (Diccionario rae). Estamos viendo que el río, y los karurara que en él habitan, forman una rica cosmología con gran incidencia en la vida práctica. Las visiones desarrollistas del río que desconocen esta sabiduría indígena no pueden comprender la resistencia de la gente a ciertos proyectos, ni el daño que causan a los pueblos indígenas.

III.- HABLANTES DEL IDIOMA KUKAMA
Durante años no se nos permitió escuchar hablar en kukama en las comunidades. La gente lo negaba. La primera persona a la que escuchamos hablar en kukama fue un Animador Cristiano: (+) Mamerto Ahuanari, gran amigo, “que Dios le haya recogido en sus benditas manos”, como se dice en el Marañón. En Nauta era más fácil escuchar hablar en kukama.

Nuestra impresión es que se trata a las personas que hablan kukama como algo del pasado, un vestigio sin importancia, un “grupo residual”. El diccionario Rae define residuo como una “parte o porción que queda del todo”. Y nos viene a la mente la expresión “aguas residuales” con la connotación fétida que conlleva. Si se nos permite, vamos a utilizar un término propio de los estudios bíblicos: “el resto de Yahvé”. La Biblia utiliza la expresión “resto de Yahvé”  para referirse a un grupo pequeño de judíos que mantienen la fe en Yahvé en medio de las dificultades y el destierro. Los profetas ven en este “resto de Yahvé” no un residuo, sino un germen. La semilla del pueblo judío. Nos gustaría aplicar este concepto de “resto” a los kukama hablantes. No son ningún residuo, tal como les tratan las diversas administraciones y la sociedad envolvente, son un resto del cual florece la cultura kukama. De ahí la importancia. Con palabras del profeta Isaías: no romper la caña quebrada, ni apagar el pábulo vacilante.  

Los kukama hablantes no son un residuo, son un resto. Y acá podemos ver cómo en los últimos años se los trata como residuo y se los folkloriza. No hay fiesta, recibimiento de autoridades, acontecimiento importante… donde no se dance o hable en kukama. Esta visión estética es un barniz que sirve para que todo siga igual. Nosotros apostamos por lo contrario. Un resto que mantiene la esperanza. Por eso preferimos apostar por el tipo de actividades que realiza Radio Ucamara.

LO QUE QUEDA POR DELANTE
Otros proyectos: videos, libros, todo soporte es adecuado para plasmar la cultura kukama. Y sobre todo, la radio.

Bueno, ya hemos juntado unas cuantas palabras. Esperemos que haya sido de su agrado. Muchas gracias.

Nota: Pueden adquirir el libro poniéndose en contacto con Radio Ucamara.

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BIBLIOGRAFIA
-   ESPINOSA, Lucas (1935), Los tupí del Oriente peruano. Estudio lingüístico y etnográfico, Publicaciones de la expedición iglesias al Amazonas, Madrid.
-        URIARTE, Manuel (1986 [1771]), Diario de un misionero de Maynas, CETA, Iquitos.
-        Diccionario Rae
-        Biblia de Jerusalén


Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas