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miércoles, 23 de marzo de 2022

REZAR Y ORAR: una perspectiva amazónica

 

Manolo Berjón

Miguel Angel Cadenas

Iquitos

  

Hace años que nos vienen preguntando si rezar y orar significan lo mismo. La respuesta ha sido siempre idéntica: son sinónimos. Es decir, significan lo mismo. Sin embargo, desde hace un tiempo, recurrentemente, venimos dándole más vueltas. Manolo siempre insiste, y creo que lleva razón, que en Loreto estos dos términos tienen connotaciones diferentes. Pero vayamos por partes.



© Manolo Berjón, 2022.

Rezar proviene del latín ‘recitare’, leer en voz alta. Donde tenemos el reiterativo ‘re-‘, y ‘citare’ (citar, poner en movimiento nombrando a alguien), frecuentativo de ‘ciere’: poner en movimiento, hacer venir con una llamada. Es, por tanto, un verbo de movimiento. Orar se deriva del latín ‘orare’ para expresar hablar, hablar en público o voz alta. Etimológicamente, por tanto, ambas significan hablar en voz alta. Sin embargo, en el lenguaje cotidiano orar suele referirse a una oración en silencio y rezar a una oración en voz alta.

En cambio, y esto es lo interesante, en Loreto posee otra connotación. En este caso traemos a la palestra lo que en tantas ocasiones hemos escuchado por el bajo río Marañón, extensible a todo Loreto. Rezar es utilizar oraciones ya fijadas, fórmulas que se repiten una y otra vez. Por ejemplo, el Padre Nuestro, Ave María... Mientras que orar brota del corazón.

De esta manera, en el bajo Marañón no hay distinción si el rezo/oración es en voz alta o baja. La cuestión deviene en si se utilizan fórmulas ya consagradas o desde el corazón. Y esto merece una breve consideración.

El corazón, para el pueblo kukama del bajo Marañón y otros pueblos indígenas, es la sede del pensamiento-sentimiento. El corazón bombea la sangre y disemina los conocimientos y los aprendizajes por todo el cuerpo. Lo que sale por nuestra boca, y nos referimos al habla, está controlado. No se dice todo lo que se piensa ni se siente. La persona reserva en su corazón lo que le pertenece únicamente a él/ella, y no se pronuncia con la boca. En el habla filtramos lo que queremos decir. En cambio, del corazón sale el canto sin ninguna restricción. De ahí que sea tan importante cantar.

Si la oración brota del corazón, entonces, nos dirigimos a Dios sin ninguna barrera, sin restricciones. Es una oración cordial. El inconveniente: podemos estar tan ocupados en decirle a Dios lo que queremos que no le escuchemos a Él. Pero, sin duda, la oración cordial ha sido y sigue siendo muy apreciada en la Iglesia.

El rezo de fórmulas ya establecidas como el Padre Nuestro, el Ave María… también tiene su importancia. Lejos de ser algo que se repite sin pensar lo que decimos, encontramos varias ventajas: 1.- Nos permite crear una costumbre, un hábito, porque podemos repetir continuamente. 2.- En el caso del Padre Nuestro corresponde al deseo y las palabras del mismo Jesús. El Ave María está inspirado en palabras sobre la Virgen María en el evangelio de Lucas. En este sentido nos da la oportunidad de situarnos en la perspectiva de Dios. Este cambio de perspectiva (ponernos en el lugar de Dios) es sumamente interesante en la amazonía. Nos permite valorar más y mejor nuestra propia tradición eclesial.

 

Dedicado a las Carmelitas del Monasterio de la Inmaculada y San José de Iquitos que el día 23 de marzo de 2022 cumplen 10 años en el Vicariato Apostólico de Iquitos. Con todo el afecto para personas que rezan/oran continuamente por la Iglesia.

El Monasterio de Carmelitas está situado en la Av. Abelardo Quiñones N° 1903, distrito de Belén, Iquitos.

 

jueves, 24 de febrero de 2022

ENTRE LA UNI-VERSIDAD Y LA PLURI-VERSIDAD: una lectura particular sobre “El río infinito”


Manolo Berjón

Miguel Angel Cadenas

Iquitos


La novela explora nuevos campos. El libro se desarrolla en la ciudad de Iquitos. Lo hace separándose del exotismo. Sus personajes son creíbles. Están bien diseñados. Integra la “historia” de Loreto, desde la época del caucho, la trata de personas… hasta las sombras que ayudan en la resolución de unos crímenes. Su autor nos comentó que forma parte de una trilogía que está en proceso de escritura.


 


CORNEJO CHAPARRO, Manuel (2021), El río infinito. La primera senda de Yaquichán Tapullima, Planeta, Lima.

Nos vamos a centrar exclusivamente en Yaquichán Tapullima, un joven kukama que navega entre la tradición de su abuelo y los estudios de derecho en la universidad. Un buen reflejo del pueblo kukama. Entendemos que esto es una reducción de la novela que, por otra parte, invitamos vivamente a leer.

La literatura permite un acercamiento diferente, igual de importante que cualquier otro. Es fundamental contemplar a las nuevas generaciones y las oportunidades que generan las ciudades. Se ha dicho que la mitad de la población indígena habita en ciudades, pero no hay aproximaciones suficientes. La literatura puede abrir campos a otras disciplinas que todavía están más entumecidas.

En este sentido esta novela policiaca es oportuna y necesaria. Los mundos en los que transita Yaquichán son muy reales. Aunque no sea nada fácil saber lo que es la realidad (o las realidades). Yaquichán camina entre el mundo urbano como estudiante y practicante de derecho y como nieto que conversa con su abuelo kukama. Esta capacidad de viajar entre ambos mundos es una característica indígena muy acentuada.

Aparece la toma de ayahuasca en la novela. Pero distingue la que buscan los turistas de la que está vinculada al abuelo en relación con Yaquichán. Para los turistas es una acción asociada al ocio o la búsqueda de sentido, habitualmente desritualizada o al margen de un contexto cosmológico. El multiculturalismo se aprovecha de lo extraño mientras sea inofensivo a sus intereses. Se convierte en una sustancia que proporciona experiencias [consumo de experiencias]. Suele convertirse en una búsqueda de un paraíso perdido. En cambio, para el abuelo y Yaquichán es fuente de conocimiento.

Hablando de la ayahuasca se dice: “También te enseñó los otros tipos de lenguaje. Ese idioma que hablan las plantas, que no necesitan palabras ni sonido, solo los pensamientos que hablan sin ruido y pueden viajar y conversar desde lejos. Luego te adiestró en el lenguaje del agua, que puede comunicar no solo lo que no se puede ver, sino aquello que después va a suceder. Esos lenguajes sólo los tienes tú. Sí, y unos como tú” (p. 178).

Para los occidentales el lenguaje es una adquisición humana, lo que nos diferencia de los animales. Para los pueblos indígenas, incluido el kukama, el lenguaje no es exclusivo de los hombres. Otros seres también poseen lenguaje: pájaros, animales, truenos…, las plantas y el agua. Se produce una ampliación del concepto de persona dado que estos seres también poseen lenguaje, agencia, intencionalidad y sentimientos, entre otros. Ser gente en la Amazonía es mucho más que ser exclusivamente humano. Los sueños vehiculan conocimiento y relación con otros seres por medio del lenguaje.

En estos momentos la organización indígena kukama de mujeres Huaynakana Kamatawarakana ha interpuesto una demanda para considerar al río Marañón como sujeto de derechos.

 

UNI-VERSIDAD Y PLURI-VERSIDAD

Universitas es el término latino para una institución de enseñanza superior que transmite el conocimiento. Surgió en Occidente en el s. XII-XIII y se ha expandido por todo el mundo. En latín se refería a la unidad o totalidad de una cosa. De ahí pasó a designar la colectividad de los estudiantes. Universo está compuesto de ‘unus’ (uno) y ‘versus’ (participio pasivo de vertere, girar). De esta forma universo significa ‘uno y todo lo que le rodea’, lo que es indivisible. Yaquichán acude a sus clases en la facultad de derecho de la universidad, a este universo, al ‘espacio del uno’.

Sin embargo, Yaquichán también participa del ‘pluri-verso’. Su abuelo le integra en una comunidad más amplia donde cohabita con otros seres. Ya hemos visto el ejemplo de las plantas y el agua. La vida indígena no está atrapada en el uno, sino que se desarrolla en la multiplicidad. El uno es muy apreciado en occidente (el monoteísmo, entre otros). En cambio, los pueblos amazónicos privilegian lo múltiple. El numeral uno en kukama está percibido desde lo inconcluso. Lo completo es el dos, el uno es lo imperfecto, lo que le falta completar.

Yaquichán navega entre la universidad y el pluriverso. Y lo hace con tranquilidad y acierto. Fluye entre ambas realidades, muchas veces paralelas. Maneja los códigos de una y otra dependiendo de las circunstancias. La novela tiene otros muchos aciertos. Nos hemos circunscrito únicamente a señalar esto.

Vivimos tiempos de exceso de información. La abundancia de la misma hace que nos perdamos en el mar de propuestas. Muchas de ellas idénticas. Repitiéndose hasta el infinito sin aportar nada. Citándose unas a otras hasta la extenuación. ¿No es la universidad, en ocasiones, un espacio de repetición de lo uno? Concluimos señalando que “El río infinito” proporciona una frescura necesaria, permite navegar por los pluriversos. Aporta desde la periferia para enriquecer el lenguaje. Finalizamos, de nuevo, invitando a su lectura.

 

…………………………….

De los kukama se ha dicho que son “expertos navegantes y canoeros” (jesuitas de las reducciones de Maynas). Siempre nos impresionó el equilibrio que mantienen sobre la canoa. Es espectacular cómo se desplazan por el borde de los botes en pleno movimiento. Se ha destacado su milenarismo (Oscar Agüero y Jaime Regan) y etnodinamismo (Oscar Agüero). En la época del caucho hubo desplazamientos de este pueblo hasta Colombia y Brasil. En Colombia dicen que “los cocama nacen en Perú” (Nathalie Petesch). Por tanto, las fronteras nacionales han separado al pueblo kukama, que es un pueblo transfronterizo.

Son excelentes pescadores, ipurakari (Roxani Rivas). Esto contrata con el fuerte descenso de la pesca en Loreto por múltiples causas que ahora no vamos a tratar. En la década de 1980, huyendo de la discriminación, utilizaron la estrategia de convertirse en “nativos invisibles” (Anthony W. Stocks). A comienzos de milenio los pobladores de Juancito, en el río Ucayali, fueron descritos como “ex-cocama” (Peter Gow). En muchas oportunidades hemos escuchado: “mi abuelo era kukama; yo, no”. Una forma de buscar la distancia necesaria para poder apropiarme de los conocimientos del abuelo, como de un extraño.

“Humanidad territorializada” (Mireia Campanera Reig) es la manera de expresar la importancia nuclear del cuidado y la necesidad de percibir su territorio desde parámetros más allá de los occidentales. Otra propuesta los estudia a partir de las “geografías afectivas” (Daniel Fernandes Moreira y Marco Colombier). Como no podía ser de otro modo, los continuos derrames de petróleo han generado incertidumbre en la población kukama (Claudia Grados Bueno y Eduardo Pacheco Riquelme). Un tema doloroso como los suicidios en Nauta ha sido abordado por Maite Bustamante. Erwy Aquituari ha hecho su contribución desde la educación. En otro espacio nos hemos aproximado a ellos a partir de la “inestabilidad ontológica” (Manuel Berjón y Miguel Angel Cadenas).

Para un acercamiento lingüístico contamos con los trabajos del agustino Lucas Espinosa, la brasileña Ana Suelly Cabral y la peruana Rosa Vallejos. Para el proto omagua kukama están los trabajos de Zachary O’Hagan y Lev Michael. Desde el punto de vista de la revitalización de la lengua podemos visualizar los videos producidos por Radio Ucamara, de modo especial las canciones en kukama. Una de las más conocidas es kumbarikira. Son de interés los trabajos sobre Radio Ucamara de Andrea Cabel y Miguel Angel Angulo.

jueves, 17 de diciembre de 2020

“NO QUIERO IRME CON LA PALABRA EN LA BOCA”: Crónica de los apus del Urituyacu en Iquitos

Manolo Berjón 

Miguel Angel Cadenas

Parroquia Inmaculada - Iquitos

 

El Urituyacu es un afluente del bajo Marañón por la parte izquierda, en el distrito de Urarinas, provincia y región Loreto. Este espacio es el territorio ancestral del pueblo omurano, del que quedan algunos integrantes. Desde muy temprano en el s. XX hay presencia del pueblo urarina. Los kukama llegaron en varias oleadas a raíz de las fuertes crecientes del río Huallaga en la década de 1970. Es difícil saber cuántas comunidades hay. Depende de los criterios que se utilicen. Pero nosotros contamos 19 núcleos poblacionales.



© Manolo Berjón. Mujeres urarina y kukama.

A comienzos de noviembre estos apus cortaron el Marañón a la altura de la comunidad de Nueva Alianza. Tuvieron una reunión con representantes del Estado y les invitaron a bajar a Iquitos para la siguiente ronda de conversaciones. En lo que sigue daremos breve cuenta de ello.

El 14 de diciembre de 2020 nos pasamos todo el día acompañando a los apus del río Urutiyacu en el Gobierno Regional de Loreto para sus reclamos. La reunión fue como todas estas reuniones. Funcionarios públicos que dicen querer escuchar y apus que están cansados de que les den largas y no solucionen sus problemas. En el transcurso de las reuniones los apus no se quedaron con la palabra en la boca, hablaron con una claridad meridiana.

Durante la mañana se trató fundamentalmente sobre educación. Piden profesores buenos en cada comunidad. Confían en conseguirlo. Ahora bien, a nosotros nos sigue pareciendo que la educación en Loreto deja mucho que desear, con índices de comprensión lectora y matemáticas por los suelos. No es cierto que la educación sirva para subir en la “escala social”. El otro tema de la mañana fueron los núcleos ejecutores. Un tema complejo. Ya hay comuneros denunciados en otras cuencas. Los malos manejos y el rol de agentes externos a las comunidades tienen mucho que ver. Pareciera que esto de los núcleos ejecutores sea para meter en la cárcel a los indígenas.

En la tarde la reunión se calentó un poco. Estuvimos esperando que llegara un representante del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). No llegaba. Se estuvo a punto de suspender la reunión hasta el día siguiente. Pero, entonces, una de las participantes en el evento se levantó y dijo lo que todos sentían: no queríamos venir a Iquitos porque sabíamos lo que nos iba a pasar. Pero ustedes nos dijeron que no podían llegar las autoridades hasta Nueva Alianza para saber de los proyectos. Así que aceptamos venir a Iquitos y ahora que estamos acá, no nos atienden. Palabras más, palabras menos, eso fue lo que dijo. Le siguieron dos apus con los reclamos. Subió la temperatura de la reunión. Cuando estábamos en plena tensión llegó el representante del MTC y habló de los proyectos de su Ministerio, pero ninguno les afectaba a los presentes. Esto es una buena metáfora: te reúnes con un Ministerio y el funcionario de turno te cuenta su trabajo, pero en su relato tú no apareces. Patético. Los apus piden antenas de telefonía móvil. El Estado responde que eso está en manos de inversores privados. Es decir, nada. Ninguna empresa va a invertir en el Urituyacu. El volumen de negocio no es rentable, lo cual no es óbice para que no tengan derecho y el Estado deba garantizarlo.

El día 15 de diciembre de 2020 continuaron las reuniones, pero en espacios diseminados por la ciudad. Comenzamos en el auditorio del GOREL (Gobierno Regional de Loreto) con Petroperú. Vinieron 5 personas expresamente de Lima para la reunión. Tengamos en cuenta que Petroperú acaba de pagar medio millón de soles por un logo nuevo. Viven en el país de las maravillas. Después de los saludos protocolares y la presentación, comenzaron con la línea de tiempo. Los apus, cansados de ver siempre las mismas presentaciones, no aceptaron la reunión y se concluyó. Petroperú no accede a remediar los derrames del 2016 porque OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental) no ha sacado todavía su informe. Es terrible, más de 4 años y no hay ningún informe. OEFA también estaba invitada a la reunión, no se presentaron. En la tarde los de OEFA llamaron a uno de los apus para disculparse e indicar que a la brevedad saldrá el informe. A nosotros nos sigue pareciendo una falta de respeto.

A las 11.00 a.m. teníamos que dejar el auditorio del GOREL para otro grupo. Una expulsión en toda regla para indicar el grado de importancia que el Estado le daba a estos apus. De ahí nos invitaron a la reunión con el MIDIS (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social). Cambiamos de escenario, motocarro de por medio. Trataron muy bien a los apus. El ingeniero que estaba en la oficina del MIDIS les dijo que su institución está para incluirlos en los planes y de esta manera accederán a sus servicios que incluyen al Ministerio de Salud, de Cultura (Interculturalidad), RENIEC (Registro Nacional de Identificación y Estado Civil), Banco de la Nación, Pensión 65 y Juntos. Hay que hacer una solicitud para que sean incorporados en los planes del 2021. Ahí nos dieron el almuerzo. A eso de las 5.00 p.m. tuvieron reunión con la DIRESA (Dirección Regional de Salud). Por otros compromisos no les pudimos acompañar. En llamada telefónica posterior nos comentaron que estaban contentos porque el director de la DIRESA les visitará a mediados de enero 2021, para ver in situ la propuesta de implementación del Centro de Salud de Nueva Alianza y tres nuevos anexos. Hay algunas peticiones más como una motonave, que se puede ver en su pliego de reclamos. 

© Manolo Berjón. Líder urarina

Hasta acá un breve resumen de la crónica. A continuación realizaremos algunas apreciaciones personales de todo lo vivido.

1.       Un poco de contexto. Durante la visita de los apus del Urituyacu a Iquitos se desarrolla el Congreso Ordinario de ORPIO (Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente), en el que no participan. Simultáneamente se produce una reunión en el proceso de consulta previa del lote 192. Se pretende entregar este lote petrolero por 30 años más. Perú, de nuevo, contra el tiempo. Para todos queda claro que los combustibles fósiles ya fueron. Pese a tener petróleo de baja calidad y problemas ambientales muy serios Perú decide seguir licitando dicho lote petrolero. De locos.

 

2.       Que la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros) tenga que encargarse de los conflictos sociales locales es muy gráfico. Por un lado, la debilidad y fracaso de las regiones. De hecho en Iquitos se ven los conflictos sociales como una agresión contra la ciudad, sin pensar en ningún momento en qué situación están las comunidades: con niveles más altos de anemia, pésima escolaridad, muy limitada atención en salud, sin cobertura telefónica… Como región es para pensar el olvido y desprecio hacia la gente de las comunidades. Y sin tener en cuenta ni el territorio ni las migraciones. Iquitos está en la luna. Por otro lado, el corte de ríos y la paralización de actividades petroleras “atentan” contra el relato nacional (entiéndase intereses económicos de por medio), por eso interviene la PCM. No tanto en beneficio de los indígenas, sino en interés del “relato nacional”.

 

3.       El tipo de reunión no es el adecuado. La PCM coordina con todos los sectores para entablar la reunión con los apus. No se trata de eso. Lo que se precisa es que el Estado actúe, no que los funcionarios vengan a escuchar. Sin embargo, todo se desarrolla en el formato del Estado-nación, caduco en nuestra opinión. Los apus deben apuntar más a los derechos indígenas y los convenios internacionales. Hay experiencias interesantes de los wampis con el territorio integral.

 

4.       “Mapas de exclusión”. El funcionario del MTC presentó varios proyectos que tiene pendientes su ministerio. Uno de ellos: “creación de internet en localidades aisladas, zona selva 2018”. Pero ninguna de las localidades de los apus presentes está en la lista de comunidades beneficiadas. Nos parece que este proyecto es un “mapa de exclusión”. Pues bien, estos apus están incluso excluidos de los “mapas de exclusión”. De igual manera sucede con el MIDIS, sólo que este ministerio, por estar enfocado a los excluidos hablaba de “incorporarlos”. Es como si el Estado tuviera un ministerio para los excluidos, sin hacer mayor esfuerzo en otras áreas. Esta división a varias velocidades nos indica que no todos somos iguales. La ciudadanía no es garantía de igualdad de derechos. En otros países con la ciudadanía adquieres [o adquirías] otros derechos, como los laborales. En Perú la ciudadanía no garantiza derechos.

 

5.       Atención a las comunidades y migración. La migración es imparable, pero si logramos que la gente que desea vivir en una comunidad tenga los servicios mínimos, la migración a la ciudad será más suave. Las ciudades amazónicas ya son insufribles. Vienen a la ciudad para que sus hijos estudien y se encuentran sin servicios mínimos y con una pésima educación y salud. Esto hay que corregirlo en la raíz, brindando buenos servicios en las comunidades. Los apus tienen razón en todos sus reclamos, hay que atenderlos. Como dijo alguno de ellos: “no venimos a pedir un regalo, son nuestros derechos”.

 

6.       La implantación en el territorio es muy sabia por parte de los indígenas. Pequeños núcleos que garantizan estar cerca de los recursos naturales: caza, madera… Con alta movilidad social y migración que garantiza la reposición de los ecosistemas. Pero el Estado les obliga a nuclearse, agotando los recursos de su entorno. Lo inteligente sería que el Estado aprenda de las lógicas indígenas, les apoye y les garantice los derechos mínimos. Las políticas estatales suelen abandonar a las pequeñas poblaciones. Un grave error del tamaño de un monstruo y de una pésima interacción con el medio ambiente de consecuencias lamentables: desnutrición, anemia, pésima calidad educativa y sanitaria…

 

7.       Retórica. Varios funcionarios vinieron a “escuchar”. Los apus indicaban que del paro salió una plataforma de lucha que desconocen. Ya han debido escuchar, ahora los apus quieren conseguir sus derechos. Que el Estado actúe.

 

© Manolo Berjón. Líderes del Urituyacu


ALGUNOS TITULARES. Frases recogidas de los apus.

-          “Tomen un poco más de atención a nuestros reclamos”: cuando los funcionarios paraban en sus celulares.

-          “Necesitamos ser respetados, así como nosotros les respetamos a ustedes”.

-        “Los representantes no se comprometen. Queremos al gobernador regional”.

-          “Somos la voz de más de 7,000 indígenas”.

-          “Desde hoy día van a saber quién es el Urituyacu”.

-          “Sabrán lo que es esperar. Nosotros vivimos esperando años”.

-      “Nosotros sabemos lo que ha ocurrido, pero queremos que lo limpien”: respecto a los derrames de 2016.

-          “No quiero irme con la palabra en la boca”.

-          “Nosotros creo que no estamos en el mapa”.

-      “El Estado no ha puesto los ojos ahí, porque poco o nada le importa”.

-          “Si no hay solución, sólo nos queda medir nuestra fuerza”.

-          “Estamos más de una semana y no tenemos resultados”.


Los apus están regresando al Urituyacu. El tiempo irá diciendo si se solucionan alguno de sus múltiples y agudos problemas. Por nuestra parte queremos animarles en sus reclamos, tienen toda la razón y todo el derecho. Sentimos orgullo por ellos, a quienes conocemos por décadas. Muchas gracias por la confianza depositada en nosotros.

jueves, 3 de diciembre de 2020

TIEMPO Y DESEO: acompañando dos visitas al Poder Judicial

Manolo Berjón

Miguel Angel Cadenas

Parroquia Inmaculada - Iquitos

 

En un mes hemos visitado el Poder Judicial en Iquitos en dos oportunidades. Y no han sido experiencias placenteras. La primera ocasión, acompañando a dos juntas vecinales de Punchana (Iván Vásquez Valera y 21 de Setiembre en Punchana) para una conversación con el tribunal (deliberadamente evitamos utilizar los términos jurídicos) que lleva su caso. Estas juntas vecinales han interpuesto una demanda constitucional por el acceso al agua potable y cerrar un desagüe a cielo abierto. Le amparan todas las convenciones de derechos humanos habidas y por haber. Además del sentido común. Las autoridades nos avisan de la necesidad del lavado urgente de manos. ¿Cómo lo van a realizar estas personas si carecen de agua potable en sus casas? La desigualdad a plena luz del día. Por cierto, todos los estándares internacionales indican el acceso al agua potable y desagüe como criterios de desarrollo.

Seguimiento de la audiencia virtual del caso "agua potable" de los Asentamientos Humanos "Iván Vásquez Valera" y "21 de Setiembre" en Punchana. 


Pero hay más. Estamos en segunda instancia. En primera instancia se ganó la demanda. Pero las Municipalidades de Maynas y Punchana, con una mirada corta, rayana a la ceguera, apelaron la decisión de los jueces. Aquellos que tienen que velar por los derechos básicos de los ciudadanos, apelan. ¡Esto es increíble! Ya hace 5 años que se interpuso la demanda. Y seguimos sin sentencia firme. Es fundamental tener en cuenta que estamos hablando de derechos humanos básicos. Esperemos que no haya argucias legales para dejar en el desamparo a estas juntas vecinales (y todas las demás juntas que lo terminen reclamando). Por cierto, El Salvador ha incluido el derecho al agua potable en su Constitución, a instancias de una propuesta de la Conferencia Episcopal de su país.

La segunda visita al Poder Judicial fue ayer. Acompañamos a las comunidades kukama de Cuninico, Esperanza, Nueva Santa Rosa y San Francisco a una diligencia. El juez tenía que escuchar a las partes sobre la implementación de la atención en salud. El poder judicial realizó un cambio de jueces y se reprogramó la audiencia para el 21 de diciembre. El juez tiene todo el derecho. Pero no es justo hacer venir a los comuneros kukama desde tan lejos para decirles que se reprograma la audiencia. Nos parece una vulneración de derechos en toda regla, por muy legal que sea. Y no estamos hablando del juez, sino del Poder Judicial. Porque estos temas no son asunto de jueces particulares. Es un tema del Poder Judicial que no está calculando el costo de la reprogramación. Más que el costo económico, que ya de por sí es muy importante, está la sensación de ser burlados y no escuchados, el costo afectivo. En otras palabras, no en vano se produce lo que se denomina como “desafección de las instituciones”.

Nos parece que este 2020 nos ha traído varias lecciones. Sólo señalaremos dos: la desigualdad y la prepotencia. Hemos visto cómo el covid-19 desarmó fácilmente el crecimiento económico peruano porque no se ha invertido lo necesario en corregir las desigualdades sociales. Si miramos desde los pueblos indígenas percibiremos las brechas como abismos. La segunda enseñanza proviene del Congreso. La burbuja en la que han vivido provocó el estallido de un movimiento juvenil de tal calibre, la “generación del bicentenario”, que depuso al gobierno. Lo que está detrás de todo esto es la prepotencia. Este cóctel explosivo de desigualdad y prepotencia genera una gran desafección de las instituciones. Es una escalera inclinada hacia el abismo con consecuencias imprevisibles. Evidentemente, el Poder Judicial tiene que ayudar a corregir estas desigualdades y castigar a los prepotentes. Y eso es lo que está en el fondo de las dos demandas que nos han llevado a visitar el Poder Judicial.

A un año del bicentenario nos encontramos de lleno con la “colonialidad del poder” que otros califican como “colonialismo interno”. Somos independientes, pero la élite criolla se hizo con el poder y mira únicamente desde sus propios intereses. Por si fuera poco, universalizan sus valores y se protegen unos a otros. Hay todo un entramado de instituciones que solapan este sesgo haciéndolo invisible. Lo que en lenguaje secular se denomina “sesgo”, algunos teólogos prefieren llamarlo “pecado original”. Es decir, hacernos ciegos a nuestros propios valores e intereses en detrimento de los demás.


Acompañamiento del "caso Cuninico" en la Parroquia Inmaculada de Punchana. Proporcionando consuelo después de la visita al Poder Judicial.

En lo que sigue nos van a permitir una brevísima reflexión sobre el tiempo y el deseo. No es necesario compartir nuestras creencias cristianas para seguir la argumentación. Comencemos con el tiempo. Una de las características actuales es su aceleración. Todo va muy rápido, cada vez más rápido. Es más, necesitamos mayor velocidad únicamente para permanecer en el mismo lugar, para no quedarnos atrás. Así nos encontramos en una situación inédita: carecemos de tiempo, no nos alcanza para todas las cosas que queremos hacer. Bueno, nos corregimos: los importantes no tenemos tiempo. Sólo tienen tiempo los humildes, sólo les queda esperar. Esto puede generar resentimiento. Es comprensible que quien sólo le queda esperar se resienta. Así vemos cómo la gente humilde hace colas interminables, desde el Banco de la Nación hasta cualquier otra institución, incluido el Poder Judicial. No estamos apelando al conformismo, eso no es cristiano. Apelamos al “adventus”: “el que viene”. En la liturgia cristiana estamos en tiempo de adviento y repetimos continuamente “Ven, Señor Jesús”. El mundo en el que vivimos desactiva este sentido de la espera. Ya no hay adviento, de frente se coloca el Nacimiento de Jesús, para vendernos más, para hacernos únicamente consumidores. Esa es una religión consumista que no consuela. Pero las comunidades cristianas debemos hacer un esfuerzo por esperar a Jesús que viene en los humildes. “Ven, Señor Jesús”, porque quienes tienen que ver por el bien común, no lo hacen. Colocarnos al lado de los humildes es la oportunidad de recibir a Jesús que viene.

Tanto las Juntas Vecinales como los comuneros kukama del “caso Cuninico” presentan una espera activa: se han organizado para reclamar sus derechos. No esperan ningún regalo. Exigen sus derechos. Y no se cansarán hasta que los consigan.

El otro punto es organizar el deseo, una de las tareas humanas más importantes. Todas las culturas lo hacen. En la amazonía se deja que los niños hagan un poco lo que desean. Se evita corregirlos en público, pero en casa se les orienta. Los pueblos indígenas siguen utilizando el baño con verbena, e incluso haciéndola tomar, a los niños cuando tienen rabia. De igual manera también se les tapa con panero. Es una forma de orientar las emociones y de organizar el deseo. No es únicamente una cuestión de niños, las asambleas comunales suelen comenzar con un desiderata: recordando la importancia de colaborar y portarse bien. Si alguien transgrede las normas, la autoridad le corregirá. Si no hace caso terminará siendo expulsado de la comunidad. Todo esto depende mucho de las fuerzas que tenga en la comunidad a modo familia extensa. Es decir, los indígenas por miles de años han elaborado rituales para modelar el deseo.

También el cristianismo modela el deseo. En las iglesias católicas orientales, junto con la iglesia ortodoxa y las iglesias ortodoxas orientales, existe la práctica del “ayuno de natividad”. Es una forma de ascesis que prepara el cuerpo. El ayuno religioso es diferente de la ausencia de ingesta para ser más esbeltos y más sanos. El ayuno cristiano está orientado a dar la comida que no consumes a los pobres. Y no olvidemos aquello de “quiero misericordia, no sacrificios” (Mt 12, 7). Este adviento nos debería llevar a los que nos sentimos cristianos a ayunar de prácticas que vayan contra la justicia y los derechos humanos.

Para concluir, alargar inútilmente la espera es una forma de maltrato a los cuerpos de los humildes. Pedimos a los jueces, aunque no sean cristianos, que eso no interesa para estos propósitos, que sean sensibles en primer lugar a los propios sesgos, y en segundo lugar a la vida de los humildes.

miércoles, 28 de octubre de 2020

CUANDO LA POLÍTICA ES MIOPE SALTAN LOS CONFLICTOS: el caso de Nueva Alianza

Manolo Berjón

Miguel Angel Cadenas

Parroquia Inmaculada - Punchana


Los medios de comunicación se hacen eco del paro en Nueva Alianza, distrito de Urarinas, provincia y región Loreto. Con una alta probabilidad se terminará solucionando puntualmente este paro. Decimos “puntualmente” porque los problemas estructurales no se tocan. El 2016 se firmó la última acta entre la comunidad y la PCM. Por supuesto, otro papel mojado más. Desde entonces, silencio. Hasta que la gente se ha cansado. Si no se soluciona bien, y eso conlleva una implicación estatal, sólo quedan dos alternativas: la frustración o la violencia. Ambas son callejones sin salida.

Foto tomada del facebook de Gilter Yuyarima, el 28 de octubre de 2020.

Pero, ¿qué nos dice Nueva Alianza? Creemos que hay varias lecciones que debemos tener en cuenta:

1.       Ausencia de política. Entendemos política como una búsqueda y participación en el bien común. Nuestros políticos, en el mejor de los casos, se dedican a administrar los bienes del Estado (en muchos casos con corrupción de por medio y al servicio de las transnacionales). Estos temas no entran en las agendas distritales, provinciales, ni regionales. La consecuencia es que ahora nos explotan en la cara. Faltan canales por los cuales se puedan conversar estos temas, falta Política como búsqueda y participación en el bien común.

 

2.       El tema petrolero está en horas bajas. Y esperemos que lo siga estando. El impacto al medio ambiente y pueblos indígenas está siendo excesivamente elevado. En tiempos de cambio climático es un insulto a la razón insistir en los temas petroleros. Es urgente comenzar una “transición energética”. Desde posiciones diferentes son interesantes las editoriales de El Comercio, que no es nada sospechoso, sobre Talara y Petroperú. La megaobra de Talara presiona sobre los lotes petroleros en la selva, por eso es importante para nosotros. Desconectar lo que pasa en las comunidades afectadas por la actividad petrolera de todo el entramado estatal en torno al petróleo es propio de miopes.

 

3.       Estamos asistiendo a los estertores del petróleo. Esto unido a un Estado ensimismado en temas puramente administrativos, conlleva que se puedan desencadenar “episodios violentos intensos”, como ha sucedido en Bretaña, lote 95, con la muerte de tres indígenas kukama. Lo habitual es la “violencia lenta” que ocurre gradualmente y fuera de la vista del público. Esta “violencia lenta” provoca una destrucción tardía que se dispersa en el tiempo y en el espacio. No detectar esta “violencia lenta” invisible fomenta que los comentarios en redes sociales sean tan virulentos contra los indígenas, y es favorable al sistema.

 

4.       Entre el uno y lo múltiple. El Estado necesita al uno (comunidad, federación…), con quien conversar. El Estado construye interlocutores. En este sentido, el Estado apuntala liderazgos. Es el Estado quien necesita del “uno”. Pero los pueblos indígenas son “múltiples”. No solo son múltiples en cuanto tales pueblos indígenas. En su propio ser indígena son múltiples. La comunidad es un constructo legal, pero está formada por diferentes familias o sangres. Cada comunidad se organiza como mejor le parece. Hay épocas que una comunidad elige autoridad al último que llega. Esto implica que no podrá mandar porque nadie le va a obedecer. Sucede esto cuando la comunidad prefiere que cada familia se las arregle como pueda. En otras ocasiones la misma comunidad elige a una persona de la sangre mayoritaria en la comunidad, al que obedecen, sobre todo cuando hay que conversar con los de afuera: empresas o Estado. Pero cuando el Estado convoca a reuniones e invita a las autoridades apuntala los liderazgos. Las opiniones dentro de la comunidad pueden cambiar, pero el Estado avala determinados liderazgos. También ocurre lo contrario: el Estado o las empresas buscan interlocutores ajenos a la autoridad para cuestionarla. Así es el juego del poder.

 

5.       Lo que sucede en Nueva Alianza puede estallar en cualquier otra comunidad. Insultar a los indígenas y no percibir la “violencia lenta”, además de miopía, no ayudará en el “desarrollo” de Loreto. No en vano son los pueblos indígenas quienes poseen índices de desnutrición, anemia, desescolarización, falta de infraestructuras… con peores indicadores.

Es posible hacer críticas constructivas que aporten al bien común. Sin percibir todo el entramado petrolero dejamos sin contexto las acciones de las comunidades. Esta “miopía”, afín al sistema, no ayuda nada en la construcción del bien común. Es hora de la política, de la buena política. Concluimos con varias frases del magisterio del Papa Francisco: “La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz. En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación” (Fratelli tutti, n° 15).

Y un poco más adelante vuelve a decir el Papa Francisco: “Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común. Ese cuidado no interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido. Frecuentemente las voces que se levantan para la defensa del medio ambiente son acalladas o ridiculizadas, disfrazando de racionalidad lo que son sólo intereses particulares. En esta cultura que estamos gestando, vacía, inmediatista y sin un proyecto común, «es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones” (Fratelli tutti, n° 17).

martes, 6 de octubre de 2020

“EMBARAZO ADOLESCENTE”: una formulación parcializada

 Manolo Berjón

Miguel Angel Cadenas

Parroquia Inmaculada (Iquitos)

 

Hace unos días saltó a los medios de comunicación las cifras de “embarazo adolescente” a nivel nacional. Loreto tiene cifras abultadas. Queremos comenzar indicando que algunos/muchos (siempre son excesivos) “embarazos adolescentes” son fruto de una violación. No estamos de acuerdo con este tipo de abusos. Detrás de todo este asunto hay relaciones de poder que son absolutamente reprobables y objeto de penalidad. Lo cierto, es que las políticas de todos estos años en cuanto a la prevención están fallando.

© Foto Diario La Región

Nos parece que la preocupación por el “embarazo adolescente” es legítima y está guiada por la buena intención. Conocemos personas e instituciones que trabajan este tema. Están convencidas de su trabajo y lo realizan con total sinceridad y competencia. Sin embargo, quisiéramos argumentar desde otro punto de vista.

 

EDAD CRONOLÓGICA vs. ETAPAS DE LA VIDA

Mientras Occidente privilegia la edad cronológica, en pueblos indígenas posee más interés las etapas de la vida. Todavía es relativamente fácil encontrar ancianos que no saben la edad que tienen. No vamos a realizar una gran argumentación al respecto, que sobrepasaría este escrito. Queremos poner dos ejemplos. El primero de ellos será una cita. El segundo, uno de los muchos casos prácticos que suceden en los colegios de secundaria, sobre todo de las periferias. Y subrayamos lo de periferias porque las familias más acomodadas no suelen sufrir estas situaciones, lo cual nos parece esclarecedor.

En un peritaje antropológico publicado por la Defensoría del Pueblo en las comunidades kukama de San José de Sarapanga y Alianza, ambas en el distrito de Nauta, bajo río Marañón, se indica que “un buen número de mujeres han iniciado su vida de pareja entre los 10-13 años de edad”. Y se añade: “en la comunidad de Alianza, de 21 parejas existentes, en 11 casos la mujer ha tenido su primer hijo a la edad de 13 años o antes. Inclusive dos de ellas a la edad de 11 años. Y en el caso de la comunidad de San José de Sarapanga, de 31 parejas existentes, en 19 casos la mujer ha tenido su primer hijo a la edad de 13 años o antes, y ahora hay dos mujeres de 12 años que ya tienen marido” (Villasante Guerrero 2003: 117).

Se podrá objetar que la cita ya tiene casi dos décadas. Cierto, pero la realidad sigue imponiéndose. Pero son indígenas. Eso no sucede en la ciudad. Bueno, en nuestra opinión una ciudad como Iquitos tiene un fuerte componente indígena. Muchas de las barriadas de la periferia de Iquitos pueden ser considerados como asentamientos multiétnicos.

El ejemplo anterior es ilustrativo, aunque no era necesario acudir a él para saber que los “adolescentes” mantienen relaciones sexuales con cierta normalidad. Lo que está ocurriendo ahora es que no sucede dentro de una relación estable. En gran parte debido a la proliferación de las secundarias, entre otros motivos, que ha postergado la edad de emparejamiento.

Podemos convenir que habitualmente, las estudiantes de secundaria pertenecen a la edad cronológica denominada como “adolescencia”. Si una muchacha queda embarazada, desde el Ministerio de Educación se insiste en que continúe estudiando. Hay que tener en cuenta que el Estado suele pensar [casi] exclusivamente desde el punto de vista occidental. Sin embargo, muchas madres de familia presionan para que esa adolescente no acuda al colegio con sus hijas. En su visión se percibe a la adolescente embarazada no por la edad cronológica sino como una madre, por tanto, le corresponde otro rol diferente. Ya no debe acudir al colegio, sino que su tarea consistirá en atender a su bebé.

Este último ejemplo grafica bien las dos lógicas. Mientras el Ministerio de Educación y sus profesores tratan a la muchacha, por su edad cronológica, como una adolescente a la que hay que garantizar su educación que le permitirá romper con el círculo vicioso de la pobreza, las madres de familia presionan para que salga del colegio. La muchacha ya no debe ser tratada conforme a la edad cronológica, sino conforme al nuevo rol que está adquiriendo: ser madre. El criterio no es la edad biológica sino una nueva etapa de la vida. Por tanto, no está en igualdad de condiciones con sus hijas (edad cronológica), sino que la diferencia consiste en pertenecer a etapas de la vida diferentes: la madre pasa a una nueva etapa, mientras el resto de compañeras, que no están embarazadas, continúan siendo consideradas como estudiantes. En la forma de pensar de estas madres de familia la diferencia no es tanto cronológica, cuanto reproductiva: sus hijas continúan siendo niñas, la “embarazada adolescente” es mujer porque es madre.

En resumen, el Ministerio de Educación se rige por criterios occidentales. De esta forma sitúa la frontera en la edad cronológica de 18 años, mayoría de edad. En cambio, las madres de familia sitúan la frontera en la maternidad, con independencia de la edad a la que se queden embarazadas. Dos lógicas diferentes.

 

CONDICIONES SOCIALES

Pero demos un paso más. No dudamos de la buena intención de las personas e instituciones que trabajan para erradicar el “embarazo adolescente”. Sin embargo, nos parece que, en general, se tratan estos casos como asuntos personales y se observan desde un “punto de vista médico”, dos características de la visión occidental. Consideramos que no se trata únicamente de “fallos” en “individuos”, sino de estructuras de poder enquistadas. Por norma general, las “adolescentes embarazadas” suelen pertenecer a sectores subalternos. En nuestra opinión, acá es donde hay que trabajar. Si se vive en un barrio sin agua potable ni alcantarillado, con unos padres que sobreviven con trabajos informales y precarios, hacinados, con pocas posibilidades de salir adelante y un “ambiente juvenil” impregnado de machismo, nos parece que el “salvamento individual” es insuficiente. En ese sentido, quien falla no es el individuo (adolescente), sino el propio Estado.

Cuando vivíamos en el Marañón hemos asistido a fiestas donde los adornos en lugar de globos eran condones. El Ministerio de Salud cumplía con las directrices nacionales de proporcionar medios de control de la natalidad. Las parejas guardaban esos condones para adornar las fiestas. Otro ejemplo más de cómo el Estado occidentalizado trabaja. Ese mismo Estado termina culpabilizando a las adolescentes de su propio embarazo o a sus pares masculinos.

Por otro lado, algunas de las personas e instituciones con buena intención apelan a la “interculturalidad” como concepto. Bueno, nos parece que deja mucho que desear. No es el momento acá de criticarlo, sólo señalar dos puntos: 1.- podemos estar inoculando una visión occidentalizada con esto de los “embarazos adolescentes”, lo cual no es precisamente lo que se proclama desde la “interculturalidad”. Mientras desde el Estado o las ONGs se percibe la edad cronológica, las madres de familia reclaman el estatus de “etapa de la vida”. 2.- El término “interculturalidad” nos parece inadecuado, nosotros preferimos hablar de “realidad”, o con un término más duro, ontología. Poli-ontología más bien. Pero esto será en otra oportunidad.

Nos gustaría levantar una pregunta: ¿entonces, mejor no hacer nada? Nuestra posición es que las señoritas puedan estudiar y estar en igualdad de condiciones que sus pares varones. Pero también hay que invertir en educación de calidad. Muchas adolescentes que se embarazan saben que la secundaria que están realizando no les sirve para nada, por la baja calidad educativa. De igual manera apelamos a la responsabilidad del Estado, porque gran parte de esas adolescentes habitan en espacios pocos seguros, insalubres, hacinados… y el Estado debería hacer algo más por ellas que únicamente evitar que se embaracen. Se trata de establecer un horizonte donde se pueda vivir como en mejores condiciones. Sin un horizonte es difícil encontrar salidas. Y el horizonte no es únicamente personal, que también, sino colectivo, societario.

Para terminar. "Una formulación parcializada" impide una visión global. Y no estamos hablando exclusivamente de las comunidades de los ríos amazónicos, que también. Tenemos en mente Masusa, el puerto fluvial de Iquitos, o los comités vecinales que se asientan detrás del Hospital de EsSalud, y prácticamente toda la periferia de Iquitos, que no es poca cosa. Como indicábamos anteriormente son “asentamientos multiétnicos”.


……………………….

- VILLASANTE GUERRERO, Rubén E. (2003), Peritaje antropológico, en VARIOS (2003), Pauta metodológica para la elaboración de peritajes antropológicos, Oficina Defensorial de Loreto / Defensoría del Pueblo.

martes, 8 de septiembre de 2020

“DUEÑIDAD”: rescatando del olvido los sucesos del lote 95

Manolo Berjón 

Miguel Angel Cadenas

Parroquia Inmaculada - Iquitos

 

El 8 de agosto de 2020 se produjo un enfrentamiento en el lote 95, comunidad de Bretaña, que dejó 3 indígenas kukama muertos y 17 heridos entre indígenas y policías. Es una tarea importante pensar a partir de este acontecimiento. En esta oportunidad vamos a trabajar con el concepto “dueño” en dos sentidos diferentes. Para ello trataremos de “controlar la equivocidad” dejando claro cada uno de los significados. Nos serviremos, por un lado, de algunas orientaciones de Rita Segato. No será objeto de esta nota su teoría de género, que podría iluminar desde otro ángulo los sucesos de Bretaña, pero que dejamos para personas más competentes. Por otro lado, pensaremos este concepto desde el punto de vista kukama. Esta doble referencia nos permitirá percibir la actuación del Estado desde dos ángulos diferentes.


© Manolo Berjón


En algún momento, abogados, jueces y fiscales, tendrán que dirimir sobre estas muertes. Vamos a intentar poner un poco de contexto. Como es fácil de comprobar, la traducción va mucho más allá de los idiomas para intentar una traducción entre culturas diferentes. Hablando el mismo idioma, y utilizando la misma palabra, podemos estar diciendo cosas diferentes.

Comencemos con la “dueñidad” tal como la piensa Rita Segato. De forma somera, la define como “potencia”, “señorío sobre el cuerpo”, “las cosas”, “los bienes” y “la tierra”. Dueñidad vendría a ser “una nueva forma de señorío resultante de la aceleración, de la concentración y de la expansión de una esfera de control de la vida que describo sin dudarlo como paraestatal… La posibilidad de una existencia sin gramática institucional o de falencia institucional inevitable ante niveles de concentración de riqueza sin precedentes”. Para ella no es suficiente hablar de desigualdad, como en la etapa anterior, es preciso un paso más: la dueñidad o señorío (Segato 2016: 17).

Extraemos otro párrafo de Segato para nuestro propósito: “La dueñidad en Latinoamérica se manifiesta bajo la forma de una administración mafializada y gangsteril de los negocios, la política y la justicia, pero esto de ninguna forma debe considerarse desvinculado de un orden global y geopolítico sobreimpuesto a nuestros asuntos internos. […] En esta fase extrema y apocalíptica en la cual rapiñar, desplazar, desarraigar, esclavizar y explotar al máximo son el camino de la acumulación, esto es, la meta que orienta el proyecto histórico del capital, es crucialmente instrumental reducir la empatía humana y entrenar a las personas para que consigan ejecutar, tolerar y convivir con actos de crueldad cotidianos” (Segato 2016: 99).

Para nuestro caso nos parece que el Estado ha sido ocupado por un funcionariado, una élite, que se ha puesto al servicio del capital. Es el Estado quien saca a la venta los lotes petroleros, los promociona y los adjudica. Es el Estado quien organiza su aparato legal en conformidad con las actividades económicas. Los grandes capitales petroleros perfilan y pulen las leyes. Un ejemplo, la Reserva Nacional [Pacaya Samiria], donde se sitúa Bretaña, permite la extracción legal de hidrocarburos aunque después mezquina recursos naturales a sus pobladores ancestrales. Es el mismo Estado el que no respeta sus propias leyes ambientales y es el Estado quien evita remediar los graves problemas ecológicos causados por dicha actividad petrolera.

Coincidimos, por tanto, con Segato en que hay un poder paraestatal que controla la vida y muerte de las personas. ¿Existe un convenio entre PNP y Petrotal? Sea como fuere, el saldo deja 3 indígenas muertos y 17 heridos entre indígenas y policías. La falta de “gramática institucional” o la “falencia institucional” se percibe en el escaso control legal a las petroleras y los pésimos servicios estatales ofrecidos a los habitantes del lugar: Loreto es el peor departamento del Perú en comprensión lectora y matemáticas, el peor en conexión a internet y sigue ocupando los últimos lugares en desnutrición y anemia. Para unas cosas tenemos un Estado fuerte (aliado de las petroleras) y para otras un Estado débil (escasa calidad de servicios a sus pobladores).

¿Podemos acostumbrarnos a la crueldad? Parece que sí. La Defensoría del Pueblo había focalizado Bretaña como un lugar de posibles conflictos desde abril de 2019. El Estado permaneció ensimismado en el cambio de gobierno [que nos parece absolutamente coyuntatural, sin mayor incidencia] y el “cierre de brechas” [algo que también exige Petrotal, para que percibamos la gravedad del tema]. A pesar de todo saltaron los muertos. El Estado no termina de comprender la peligrosidad de la situación, ni cómo se está viviendo en las comunidades. El “cierre de brechas” puede ser otra oportunidad más para el despilfarro y la corrupción, pero iremos viendo. Las brechas son bastante más que dinero y economía, tiene que ver con la discriminación y el desprecio, entre otros muchos aspectos. Lo cierto es que los tres muertos indígenas no parecen pesar mucho al Perú. Da la impresión que se ha corrido un manto de oscuridad sobre los mismos.

Nos gustaría retomar el tema del dueño desde otra perspectiva. “Dueño” es una categoría indígena de gran calado. En otro lugar hemos distinguido entre “propietario y “dueño”. El primero es quien tiene derecho de propiedad. En el Estado moderno se exigen documentos que son expedidos por una determinada burocracia. Yo soy propietario de una casa si la construyo o la  compro a otro propietario previa adquisición de sus documentos. Dueño, en cambio, es quien ejerce señorío sobre alguien o algo, aunque no sea su propietario. Pongamos un ejemplo: presto siempre la misma motosierra a un señor X. El señor X es el propietario de la motosierra, posee sus documentos legales. Pero yo puedo llegar a ser su dueño si al trabajar con ella la cuido, me preocupo por no malograrla, atenderla en todas sus necesidades (aceite, gasolina, adornos…). La motosierra me conoce y establece una relación especial conmigo que puede ser de aceptación o de rechazo. No soy su propietario, pero la motosierra me reconoce como su dueño (Berjón Martínez & Cadenas Cardo 2018).

Pues bien, el Estado “se considera” propietario del territorio indígena. Se comporta como “dueño” en el sentido de Segato. Sin embargo, los pueblos indígenas son anteriores al Estado y tienen derecho a su territorio. Otra falacia es que el Estado considera a los pueblos indígenas sólo “dueños” del suelo, no del subsuelo [hidrocarburos]. Para el pueblo kukama el territorio no es únicamente una delimitación del espacio, como pretende el Estado, un espacio vacío en un mapa. Para el pueblo kukama el territorio implica una “humanidad territorializada”. Un espacio ocupado también por seres no humanos como la boa, el shapshico, o cualquiera de los otros dueños con quienes los humanos negocian a la hora de cazar, pescar o abrir chacra, entre otras actividades. Ser dueño implica cuidar, esto es, criar y proteger. Por tanto, los humanos son dueños de su territorio en tanto en cuanto negocian con los dueños que habitan esa “humanidad territorializada” (Campanera Reig 2018). Algo que no comprende el Estado y que las petroleras, ávidas de riquezas, no respetan.

Para ir concluyendo. Nos hemos servido del término “dueñidad” de Rita Segato para aplicarlo a un capitalismo salvaje, de rapiña. Por otro lado, acudimos al término kukama de “dueño” para enfatizar el cuidado, la protección del territorio y de las personas. Ambas acepciones nos han sido útiles, y las hemos aplicado de forma complementaria, para exponer nuestra visión de lo sucedido en el lote 95.

REFERENCIAS

- BERJÓN MARTÍNEZ, Manuel M. & CADENAS CARDO, Miguel Ángel (2018), “Motocarro matador”: variaciones sobre el dominio, en Estudio Agustiniano, N° 53, pp. 577-613, en https://www.agustinosvalladolid.es/estudio/investigacion/estudioagustiniano/estudiofondos/estudio2018/estudio_2018_3_04.pdf

- CAMPANERA REIG, Mireia (2018), Humanidad territorializada. Madres, dueños y personas que cuidan, en AIBR, vol. 13, N° 2, pp. 189-212, en https://www.aibr.org/antropologia/netesp/numeros/1302/130204.pdf

- SEGATO, Rita Laura (2016), La guerra contra las mujeres, Traficantes de Sueños, Madrid.

lunes, 10 de agosto de 2020

CÓMO NARRAR LOS CRÍMENES INDÍGENAS KUKAMA DE BRETAÑA

Manolo Berjón

Miguel Angel Cadenas

Parroquia Inmaculada - Iquitos


Nuestras condolencias y sentidos pésames para las familias de los fallecidos. Sólo conocemos el nombre de dos de los fallecidos:  Chemilton Flores Crispín y   William López Ijuma.

 

El contexto es imprescindible y necesario para enmarcar los hechos. De esta forma adquieren sentido. En nuestra opinión no basta con narrar los hechos, hay que preguntarse desde dónde se narran. Nosotros optamos por la monetarización y el cambio de modelo energético como dos claves fundamentales que nos permitan comprender mejor lo sucedido. Damos por conocidos los hechos. Sólo recordamos que hay tres indígenas muertos y varios indígenas y policías heridos. Si alguien necesita conocer los hechos puede leer: http://www.caaap.org.pe/website/2020/08/09/orpio-tras-muertes-en-el-lote-95-exigimos-investigar-quien-inicio-con-los-disparos-y-quienes-mataron-a-los-tres-hermanos-indigenas/ , también se puede ver: https://elpais.com/internacional/2020-08-10/tres-indigenas-mueren-por-disparos-de-la-policia-en-peru.html


© Leonardo Tello. Un herido en Bretaña a su paso por el puerto de Nauta. Con la sabiduría de Leonardo: "los indígenas y los policías no se diferenciaban en nada". Los muertos siempre lo ponen los mismos cuerpos. Los cuerpos de corbata no frecuentan estos espacios de violencia.


Fue en 1971 cuando se descubrió el primer pozo de petróleo en Loreto. De entonces para acá la actividad petrolera ha marcado la región. Las compañías petroleras han tenido pocos escrúpulos con los pueblos indígenas y el medio ambiente. El Estado, buscando la inversión privada, no se ha dotado de las leyes adecuadas y cuando las tuvo, no las aplicó. Así de sencillo. Loreto decidió anestesiarse con el canon petrolero que no ha servido a la región, menos a los pueblos indígenas. Todavía hoy en día hablar de pueblos indígenas y actividad petrolera es problemático en Iquitos. Los insultos están a la orden del día.

Durante décadas no hubo oposición aparente a la actividad petrolera por parte de los pueblos indígenas. Recordamos un infausto 3 de octubre de 2000: se derramaron muchísimos más de 5500 barriles de petróleo en San José de Saramuro, río Marañón. Fue un día negro, como el color del que tiñó el río. La actuación del Estado fue deplorable y la petrolera superó el cinismo habitual.

En el 2006 los achuar del Corrientes entraron en paro y terminaron firmando el “Acta de Dorissa”. Fue la primera vez que un pueblo indígena sentaba al Estado. A partir de entonces ha habido muchas historias. Lo cierto es que hay territorios contaminados, afectaciones a la pesca y la caza, entre otra serie de graves consecuencias. Los derrames de petróleo son otro capítulo triste. Un Oleoducto Nor-peruano obsoleto, y sin el mantenimiento adecuado, fue el escenario desastroso de una serie de derrames que han perjudicado enormemente a las comunidades. Los crímenes de Bretaña vienen de lejos, y sin tener en cuenta la lucha indígena con la actividad petrolera no se pueden comprender.

Nos van a permitir un párrafo sobre el Estado. Permite la extracción de recursos naturales a las empresas, en muchas ocasiones sin consulta previa. No tiene un instrumental medioambiental adecuado. Cuando se dota de leyes no las hace cumplir. No atiende con necesidades básicas a su población indígena: agua potable, desagüe, educación y salud de calidad, acceso a internet… Se coloca al lado de las empresas extractivas cuando surgen conflictos sociales. Establece mesas de diálogo donde se firman documentos que nunca se cumplen.

 

MONETARIZACIÓN

El crecimiento económico peruano trae de la mano la monetarización en las comunidades. Se han producido varias transformaciones importantes. En primer lugar, muchos loretanos han migrado fundamentalmente a la costa en busca de un trabajo que permanece esquivo en Loreto. Esto también ha afectado a los pueblos indígenas. Como contrapartida llegaban pequeñas remesas de dinero a las comunidades. También la actividad petrolera monetarizó las comunidades ofreciendo trabajos precarios a los indígenas. Programas estatales como Juntos, Pensión 65 y Qali Warma han generado cambios de envergadura. Los dos primeros han contribuido directamente a la monetarización. Y el tercero a un cambio alimentario de grandes dimensiones. Una modificación del paladar que sólo se puede satisfacer comprando alimentos foráneos con dinero. A esto se une la necesidad de celulares para comunicarse con los familiares en la ciudad…

La monetarización, en sí misma, es neutra: ni buena ni mala. Diferente es cómo se consigue el dinero y en qué se gasta. Se invierte el dinero en relaciones sociales, que es la manera de invertir en seguridad. De ahí que se compren bienes como televisiones, refrigeradoras… que se pueden vender en momento de una necesidad. Se invierte en diversiones con la familia y amigos. De tal manera, que cuando esté necesitado tenga un colchón social que me pueda respaldar. Difícilmente se invierte el dinero en el banco o en acciones, y no es únicamente porque en la mayoría de los lugares no haya oficinas bancarias, que no las hay. Esta necesidad de dinero, junto con la desafección del Estado que no cumple con requisitos mínimos como agua potable, educación y salud de calidad…, genera que los paros sean cada vez más violentos.

 

CAMBIO DE MODELO ENERGÉTICO Y POSIBLE MEDIACIÓN

Por esta razón: a) denunciamos la violación de los derechos humanos y la destrucción extractiva; b) asumimos y apoyamos las campañas de desinversión de compañías extractivas relacionadas al daño socio-ecológico de la Amazonía, comenzando por las propias instituciones eclesiales y también en alianza con otras Iglesias; c) llamamos a una transición energética radical y a la búsqueda de alternativas: «La civilización requiere energía, ¡pero el uso de la energía no debe destruir la civilización!»: Documento Final del Sínodo Panamazónico, n° 70.

 

Cuál es el marco adecuado desde el que narrar estos hechos. Nosotros lo tenemos claro: el cambio de modelo energético. A estas alturas ha quedado suficientemente claro que los combustibles fósiles contribuyen al calentamiento del planeta y no podemos continuar así. Ha llegado, por tanto, el momento de establecer con competencia el cambio de modelo energético. Sólo de esta manera podemos percibir la gravedad de una actividad petrolera donde el Estado se ha situado al lado de las Compañías en detrimento de las poblaciones indígenas generando un sinfín de dificultades. La actividad petrolera ha causado un desastre medioambiental, un desgarramiento en pueblos indígenas y un Loreto carcomido por la corrupción. Insistimos en esto porque situar estos crímenes en un marco petrolero implica avalar este marco. Además se sitúa dentro de una economía extractivista y ya es tiempo de cambiar a un modelo económico del cuidado.

Conviene, además, que tengamos claridad. No es la primera vez que se piden mediadores para este tipo de conflictos. No es tiempo de parches, hay que ir a la raíz de los problemas. De lo contrario la mediación se convierte en apaciguar a los indígenas para que todo siga igual, para que la contaminación y desestructuración de pueblos indígenas sigan adelante. Una mediación enmarcada dentro del necesario cambio de matriz energética comienza dando pasos desde la urgente “transición energética”.

Algunas personas nos han preguntado si han solicitado la mediación de la iglesia. No lo sabemos, pero es probable. No es la primera vez que solicitan la mediación de la iglesia, y probablemente no sea la última. En nuestra opinión no se trata de apaciguar a los indígenas, como pretende el Estado, sino de crear condiciones que permitan que no se vuelvan a repetir los hechos. Y dada la deriva de los últimos años, la mejor alternativa es cambiar de modelo energético, tal como piden los documentos eclesiales. Esto implicaría que, en nuestra opinión, se debe exigir esa “transición energética” como base para poder realizar la intermediación. De lo contrario, sentamos las bases para que la siguiente protesta se salde con más violencia.

Acudimos al magisterio del Papa Francisco:

“Mientras no haya un amplio desarrollo de energías renovables, que debería estar ya en marcha, es legítimo optar por la alternativa menos perjudicial o acudir a soluciones transitorias. Sin embargo, en la comunidad internacional no se logran acuerdos suficientes sobre la responsabilidad de quienes deben soportar los costos de la transición energética. En las últimas décadas, las cuestiones ambientales han generado un gran debate público que ha hecho crecer en la sociedad civil espacios de mucho compromiso y de entrega generosa. La política y la empresa reaccionan con lentitud, lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales. En este sentido se puede decir que, mientras la humanidad del período postindustrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades”: Papa Francisco, Laudato Si, n° 165.

 

En Estados Unidos los grandes inversionistas están percibiendo que ha pasado la época del petróleo y no lo ven como una fuente de inversión futura. Nos aunamos a este proceso.