Iquitos, 19 setiembre 2017
Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas
Estamos acostumbrados a pensar
que quien manda es quien ejerce el poder. Hay mucha razón en ello, pero no
toda. En esta visión, los súbditos están oprimidos y no tienen ningún margen de
maniobra. Lejos de ello. Los chismes, las ironías, las risas y medias risas son
otras tantas formas de contrarrestar los discursos del poder. Con esto no se
evita un poder tiránico, pero se hace más soportable y manejable.
Purawa, Escuela de Arte kukama, intervención en la pared de la iglesia antigua de Nauta.
La época del caucho pasa a ser
uno de los periodos infaustos en la selva peruana, y no seremos nosotros los
que lo contradigamos. Se calcula que sólo en el Putumayo murieron, a mano de
los caucheros, 40.000 witoto. A esta cifra tendremos que sumar otros pueblos
indígenas y otras latitudes. Sin embargo, la tiranía de los caucheros no refleja
toda la situación de la época.
En boca de los subalternos
aparecen discursos que enfrentan la autoridad. Discursos muchas veces
soterrados, que esperan una mejor oportunidad para emerger, como han hecho
ahora en las manos de estos pintores que han colocado en Nauta murales sobre la
época del caucho recogiendo las memorias de quienes han sido silenciados por
mucho tiempo.
La relación patrón-peón no es
únicamente vertical, aunque ciertamente la verticalidad existe. Sin embargo,
los peones también se pueden burlar de su patrón e, incluso, burlar su poder. En
la muestra, podemos ver a los indígenas kukama pintándose de tigre negro para
escapar de las garras del patrón. O utilizar técnicas de domesticación:
elaborar refresco con el agua con el que se ha lavado los testículos. Eso no es
una mala práctica de higiene, al contrario, es una forma de domesticar al
patrón, de hacerlo sumiso, de revertir la relación patrón-peón, de
domesticarle. En definitiva, de hacerse dueño de la situación. Eso no significa
que los patrones pierdan su poder coercitivo. Pero, bajo el punto de vista
indígena, el patrón pasa a obedecer las órdenes de sus peones. Se ha revertido
la situación.
Purawa, Escuela de Arte Kukama, intervención en la pared de la antigua iglesia de Nauta
Pero si vemos la época del caucho
no es simplemente por un ejercicio de historia, sino para hacer una analogía
entre el comienzo del capitalismo (época del caucho) y el capitalismo
neoliberal en el que vivimos con la actividad de hidrocarburos y todo lo que
implica. No se trata de negar las evidencias: tanto los caucheros como los
actuales petroleros se han beneficiado económicamente y han dejado un reguero
de desastres ambientales, culturales y humanos. Sin embargo, es importante ver
también las resistencias que se produjeron y continúan produciéndose, la
apropiación de los mecanismos de control y las narrativas a ellas vinculadas.
Sólo de esta manera encontraremos recursos para hacernos más humanos. Bajo el
punto de vista indígena, en muchas ocasiones, son los peones indígenas quienes
domestican al patrón, una forma de subyugarlo.
En definitiva, una muestra de
pinturas en la ciudad de Nauta que dan mucho de sí. Felicitamos a radio
Ucamara, como el anfitrión y adalid de esta muestra, y sugerimos que se amplíen
y se conecten los discursos de la época del caucho (comienzos del capitalismo)
con la extracción de hidrocarburos actual (capitalismo neoliberal). Y una
felicitación especial a “Purawa, Escuela de Arte Kukama” por su contribución
genial a este proyecto.
El cambio de gobierno de estos
días ralentiza las urgencias y necesidades de los pueblos indígenas, como si no
fuera una cuestión de Estado, más allá de qué personas en un momento
determinado puedan pilotar el gobierno. Mucho nos tememos que lo que sucede en
el lote 192, el Oleoducto Nor-peruano y otros asuntos queden relegados en estos
momentos a otras prioridades que marque el nuevo gobierno. Pedirán tiempo,
comprensión a los pueblos indígenas, paciencia…, para que todo siga igual. En
definitiva, para indicar, nuevamente, que los asuntos indígenas no son cuestión
de Estado. Y a pesar de todo, los pueblos indígenas saldrán de esta, como
salieron de la época del caucho, aunque con un precio muy alto.