Se aplica el concepto “zona de sacrificio” a 1) Una región geográfica expuesta a daño medioambiental, 2) Habitada por comunidades con dificultades para hacer escuchar sus propuestas políticas y económicas. 3) Se sacrifica estas zonas por un supuesto “bien mayor”; sin embargo, las comunidades –en muchas ocasiones indígenas o afrodescendientes– no han participado en esta decisión y no perciben los beneficios futuros.
© Manolo Berjón
Este concepto fue utilizado en USA en el transcurso de la guerra fría para ver los efectos que causaba en la población la actividad nuclear y posteriormente utilizado para pensar los espacios carboníferos de la costa oeste. ¿Se puede utilizar la categoría “zona de sacrificio” para algunas áreas en Loreto? Tengamos en cuenta lo que nos indican las ciencias ambientales: “todo está relacionado”, y así lo recoge el papa Francisco en Laudato Si. Los impactos en una parte de la naturaleza afectan a los ecosistemas interconectados y a los seres humanos.
La industria de hidrocarburos en Loreto cumple
con los tres requisitos: 1) Altamente contaminante (en el marco de la ley de
pasivos ambientales Pluspetrol declaró 311 pasivos ambientales
sólo en el Lote 8), 2) Habitado por poblaciones con dificultades para hacer
escuchar sus propuestas políticas y económicas (el plan de cierre de brechas no
termina de ejecutarse), 3) estos territorios y poblaciones sacrificadas no
perciben los beneficios futuros.
Cuninico es una comunidad kukama en el distrito de
Urarinas, provincia y región Loreto, asentada en la desembocadura de la
quebrada homónima sobre el río Marañón. 1) El 2014 hubo un derrame de
petróleo en el oleoducto norperuano. 2) Se interpusieron diversos
juicios que ha ido ganando la comunidad, pero no terminan de ejecutarse. 3) El
beneficio futuro por el sacrificio actual no se vislumbra. Cuninico vivía de la
pesca, ahora tiene un serio problema de seguridad alimentaria.
El Nanay es un río que desemboca en el Amazonas a
la altura de la ciudad de Iquitos. Es conocida, 1) La presencia de
dragas en este río (contaminación por mercurio). 2) Hay quien afirma que en el
alto Nanay los niños están peor atendidos escolarmente que en el río Putumayo.
Lo que nos viene a indicar el grado de abandono en el que viven (falta de
inversión pública). En el Nanay hay población ikitu y kukama, aunque no todos
desean reconocerse como tales. 3) Si la educación está tan mal, es fácil
percibir que el sacrificio actual no redundará en beneficios futuros.
Avancemos. “Sacrificio” es un término con
una fuerte connotación “religiosa”. Algo tendremos que decir al respecto
quienes nos consideramos religiosos. En época de Jesús el rito sacrificial
cruento estaba prácticamente ausente de la vida religiosa judía. En el Nuevo
Testamento la categoría “sacrificio” es muy periférica. Incluso la carta a los
Hebreos indica que basta con el sacrificio de Cristo, por lo que no son
necesarios ningunos más. El vocabulario sacrificial aplicado a la muerte de
Cristo en el NT no es ni el más antiguo ni el más frecuente. Este abandono
cristiano del sacrificio estimulaba la desactivación ritual del paganismo.
Ahora vemos que los Estados-nación utilizan la
categoría “sacrificio” en beneficio del supuesto “interés nacional”. No
existe “interés nacional” conculcando derechos básicos. Los Estados buscan
un aliado que les avale. En cambio, nuestra respuesta debe ir en conformidad
con la Biblia: “misericordia quiero y no sacrificios”.
No faltará quien lea la nota como “antidesarrollo”.
Ante esta objeción cabe repreguntar: ¿esto es desarrollo? ¿es ético un
desarrollo montado sobre el sacrificio de los vulnerables? Ya es hora de un
cambio de modelo energético. “La transición energética” es urgente y los
Estados tienen mucha tarea: no subvencionar los combustibles fósiles y
potenciar las energías alternativas, entre otros. Felizmente en Loreto se están
dando los primeros pasos hacia centrales fotovoltaicas.
Para concluir. Cada 28 de diciembre celebramos
los santos inocentes. Herodes manda matar a los menores de 2 años
para erradicar al Mesías. No lo consigue. Las actuales tendencias políticas y
económicas imponen sacrificios crueles a poblaciones vulnerables sin la
posibilidad de un futuro mejor: con la pandemia ha aumentado la desigualdad.
Pero no faltan las resistencias en las zonas mencionadas. Resistencia también
puede ser un término apropiado para conjugar la esperanza.
(*) Agustinos-Iquitos. Miguel Ángel Cadenas, obispo
vicario de Iquitos.
Redacción La Periferia es el Centro. Escuela de Periodismo - Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
Publicado en: https://larepublica.pe/opinion/2021/12/27/zonas-de-sacrificio-en-la-amazonia-peruana-contaminacion-iglesia-catolica/