Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas
Iquitos
La novela explora nuevos campos.
El libro se desarrolla en la ciudad de Iquitos. Lo hace separándose del
exotismo. Sus personajes son creíbles. Están bien diseñados. Integra la “historia”
de Loreto, desde la época del caucho, la trata de personas… hasta las sombras
que ayudan en la resolución de unos crímenes. Su autor nos comentó que forma
parte de una trilogía que está en proceso de escritura.
CORNEJO CHAPARRO, Manuel (2021),
El río infinito. La primera senda de Yaquichán Tapullima, Planeta, Lima.
Nos vamos a centrar
exclusivamente en Yaquichán Tapullima, un joven kukama que navega entre la
tradición de su abuelo y los estudios de derecho en la universidad. Un buen
reflejo del pueblo kukama. Entendemos que esto es una reducción de la novela
que, por otra parte, invitamos vivamente a leer.
La literatura permite un acercamiento
diferente, igual de importante que cualquier otro. Es fundamental contemplar a
las nuevas generaciones y las oportunidades que generan las ciudades. Se ha
dicho que la mitad de la población indígena habita en ciudades, pero no hay aproximaciones
suficientes. La literatura puede abrir campos a otras disciplinas que todavía
están más entumecidas.
En este sentido esta novela
policiaca es oportuna y necesaria. Los mundos en los que transita Yaquichán son
muy reales. Aunque no sea nada fácil saber lo que es la realidad (o las
realidades). Yaquichán camina entre el mundo urbano como estudiante y
practicante de derecho y como nieto que conversa con su abuelo kukama. Esta
capacidad de viajar entre ambos mundos es una característica indígena muy
acentuada.
Aparece la toma de ayahuasca en
la novela. Pero distingue la que buscan los turistas de la que está vinculada
al abuelo en relación con Yaquichán. Para los turistas es una acción asociada
al ocio o la búsqueda de sentido, habitualmente desritualizada o al margen de
un contexto cosmológico. El multiculturalismo se aprovecha de lo extraño
mientras sea inofensivo a sus intereses. Se convierte en una sustancia que
proporciona experiencias [consumo de experiencias]. Suele convertirse en una
búsqueda de un paraíso perdido. En cambio, para el abuelo y Yaquichán es fuente
de conocimiento.
Hablando de la ayahuasca se dice:
“También te enseñó los otros tipos de lenguaje. Ese idioma que hablan las
plantas, que no necesitan palabras ni sonido, solo los pensamientos que hablan
sin ruido y pueden viajar y conversar desde lejos. Luego te adiestró en el
lenguaje del agua, que puede comunicar no solo lo que no se puede ver, sino
aquello que después va a suceder. Esos lenguajes sólo los tienes tú. Sí, y unos
como tú” (p. 178).
Para los occidentales el lenguaje
es una adquisición humana, lo que nos diferencia de los animales. Para los
pueblos indígenas, incluido el kukama, el lenguaje no es exclusivo de los
hombres. Otros seres también poseen lenguaje: pájaros, animales, truenos…, las
plantas y el agua. Se produce una ampliación del concepto de persona dado que
estos seres también poseen lenguaje, agencia, intencionalidad y sentimientos,
entre otros. Ser gente en la Amazonía es mucho más que ser exclusivamente
humano. Los sueños vehiculan conocimiento y relación con otros seres por medio
del lenguaje.
En estos momentos la organización
indígena kukama de mujeres Huaynakana Kamatawarakana ha interpuesto una demanda
para considerar al río Marañón como sujeto de derechos.
UNI-VERSIDAD Y PLURI-VERSIDAD
Universitas es el término latino
para una institución de enseñanza superior que transmite el conocimiento.
Surgió en Occidente en el s. XII-XIII y se ha expandido por todo el mundo. En
latín se refería a la unidad o totalidad de una cosa. De ahí pasó a designar la
colectividad de los estudiantes. Universo está compuesto de ‘unus’ (uno) y
‘versus’ (participio pasivo de vertere, girar). De esta forma universo
significa ‘uno y todo lo que le rodea’, lo que es indivisible. Yaquichán acude
a sus clases en la facultad de derecho de la universidad, a este universo, al
‘espacio del uno’.
Sin embargo, Yaquichán también
participa del ‘pluri-verso’. Su abuelo le integra en una comunidad más amplia
donde cohabita con otros seres. Ya hemos visto el ejemplo de las plantas y el
agua. La vida indígena no está atrapada en el uno, sino que se desarrolla en la
multiplicidad. El uno es muy apreciado en occidente (el monoteísmo, entre
otros). En cambio, los pueblos amazónicos privilegian lo múltiple. El numeral
uno en kukama está percibido desde lo inconcluso. Lo completo es el dos, el uno
es lo imperfecto, lo que le falta completar.
Yaquichán navega entre la
universidad y el pluriverso. Y lo hace con tranquilidad y acierto. Fluye entre
ambas realidades, muchas veces paralelas. Maneja los códigos de una y otra
dependiendo de las circunstancias. La novela tiene otros muchos aciertos. Nos
hemos circunscrito únicamente a señalar esto.
Vivimos tiempos de exceso de
información. La abundancia de la misma hace que nos perdamos en el mar de
propuestas. Muchas de ellas idénticas. Repitiéndose hasta el infinito sin
aportar nada. Citándose unas a otras hasta la extenuación. ¿No es la
universidad, en ocasiones, un espacio de repetición de lo uno? Concluimos
señalando que “El río infinito” proporciona una frescura necesaria, permite
navegar por los pluriversos. Aporta desde la periferia para enriquecer el
lenguaje. Finalizamos, de nuevo, invitando a su lectura.
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De los kukama se ha dicho que son
“expertos navegantes y canoeros” (jesuitas de las reducciones de Maynas).
Siempre nos impresionó el equilibrio que mantienen sobre la canoa. Es
espectacular cómo se desplazan por el borde de los botes en pleno movimiento.
Se ha destacado su milenarismo (Oscar Agüero y Jaime Regan) y etnodinamismo (Oscar
Agüero). En la época del caucho hubo desplazamientos de este pueblo hasta
Colombia y Brasil. En Colombia dicen que “los cocama nacen en Perú” (Nathalie
Petesch). Por tanto, las fronteras nacionales han separado al pueblo kukama,
que es un pueblo transfronterizo.
Son excelentes pescadores,
ipurakari (Roxani Rivas). Esto contrata con el fuerte descenso de la pesca en
Loreto por múltiples causas que ahora no vamos a tratar. En la década de 1980,
huyendo de la discriminación, utilizaron la estrategia de convertirse en “nativos
invisibles” (Anthony W. Stocks). A comienzos de milenio los pobladores de
Juancito, en el río Ucayali, fueron descritos como “ex-cocama” (Peter Gow). En
muchas oportunidades hemos escuchado: “mi abuelo era kukama; yo, no”. Una forma
de buscar la distancia necesaria para poder apropiarme de los conocimientos del
abuelo, como de un extraño.
“Humanidad territorializada”
(Mireia Campanera Reig) es la manera de expresar la importancia nuclear del
cuidado y la necesidad de percibir su territorio desde parámetros más allá de
los occidentales. Otra propuesta los estudia a partir de las “geografías
afectivas” (Daniel Fernandes Moreira y Marco Colombier). Como no podía ser de
otro modo, los continuos derrames de petróleo han generado incertidumbre en la
población kukama (Claudia Grados Bueno y Eduardo Pacheco Riquelme). Un tema
doloroso como los suicidios en Nauta ha sido abordado por Maite Bustamante. Erwy
Aquituari ha hecho su contribución desde la educación. En otro espacio nos
hemos aproximado a ellos a partir de la “inestabilidad ontológica” (Manuel
Berjón y Miguel Angel Cadenas).
Para un acercamiento lingüístico contamos con los trabajos del agustino Lucas Espinosa, la brasileña Ana Suelly Cabral y la peruana Rosa Vallejos. Para el proto omagua kukama están los trabajos de Zachary O’Hagan y Lev Michael. Desde el punto de vista de la revitalización de la lengua podemos visualizar los videos producidos por Radio Ucamara, de modo especial las canciones en kukama. Una de las más conocidas es kumbarikira. Son de interés los trabajos sobre Radio Ucamara de Andrea Cabel y Miguel Angel Angulo.