Iquitos, 11 de abril de 2016
“Desde que mi marido se quedó sin
trabajo, discutimos más”. Así comenzó una señora su confesión esta Semana
Santa. La economía regional está en declive. La crisis del petróleo
internacional también afecta a Loreto. Hasta ahora Iquitos apuesta, y se
resiente, por el petróleo. Por eso, cuando se produce una ruptura en el
oleoducto Nor-peruano, Iquitos se mantiene en silencio. Los que sufren son
otros: pueblos indígenas.
La comunidad kukama de Cuninico
tuvo que luchar muy duro en 2014 para reclamar sus derechos, pero Iquitos
permaneció en silencio. En 2016 nos lamentamos de la ruptura del mismo
oleoducto a la altura de Chiriaco y Morona. Si hubieran hecho caso en Cuninico
nos hubiéramos ahorrado muchos desastres, dinero y sufrimiento.
¿Tendrá algo que ver con Iquitos?
En zona urbana tenemos instalaciones de petróleo, no sabemos qué tan seguras
son. Al reconocer la falta de mantenimiento del oleoducto nos hubiera gustado
saber en qué situación están los tanques que mantienen en Punchana. Es indigno
situar los tanques de petróleo con población urbana alrededor, y hasta un
colegio de primaria y secundaria al lado. Acompañar el incremento poblacional
nos hubiera llevado a reubicar dichos tanques fuera de la ciudad. No parece
importarle a nadie.
Los consejos desde Cuninico
cayeron en saco roto, puede que ahora también. “Aconsejar al que lo necesita”,
antes que una tragedia caiga sobre la ciudad. Renovar el oleoducto, adecuarlo a
las leyes indígenas, ratificadas por el Perú, y resituar los tanques que
permanecen en la ciudad, sería una excelente manera de celebrar el Jubileo de
la Misericordia. Los cristianos no podemos quedar impasibles.
© Manolo Berjón, estado del oleoducto nor-peruano 2014
© Manolo Berjón 2015.
Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas
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