Iquitos, 18 de octubre de 2016
Saramurillo es una comunidad
kukama ubicada en el distrito de Urarinas, provincia y región Loreto, en el
área de amortiguamiento de la “llamada” Reserva Nacional Pacaya Samiria,
conocida últimamente por el paro de varias organizaciones indígenas en torno a
la actividad petrolera. Ya hemos señalado que presenta un desafío de tamaño
mayúsculo al Estado. Tampoco es novedad que vemos con buenos ojos la plataforma
que presentan, algo coherente, justo y necesario.
© Giovanni Marrozzini, octubre 2016
POST-SCRIPTUM (a modo de prólogo)
Cuando ya teníamos preparada la
nota sobre los urarina surge un nuevo derrame de petróleo, el 14 de octubre de
2016, esta vez en el distrito de Lagunas. De nuevo la improvisación. Todo esto
revela desinterés, discriminación, falta de respeto e inhumanidad. Con tantos
derrames, ya debería haber un protocolo de actuación. No lo hay. Se mira el
derrame, pero no se proporciona ayuda humanitaria a los necesitados. Lo que nos
convierte en inhumanos. Recuerden aquello de “lo que no hicieron con uno de
estos mis pequeños, no lo hicieron conmigo”. Más de un mes del derrame en Nueva
Alianza y Monterrico y no ha llegado ni agua. Nos hemos deshumanizado.
De nuevo se repite, como una
letanía interminable, las mismas actitudes: la comunidad tiene que avisar a
Petroperú. Envían gente para que “parchen” la tubería (¿y modifiquen el
escenario?). No hay ninguna explicación en la comunidad. Petroperú se hace la
víctima indicando que las comunidades no les dejan entrar. El Estado tendría
que dar la cara, orientar, acompañar a la población, ayudar a dar los primeros
pasos. Nada. Dejar a la deriva a la población más vulnerable nos deshumaniza a
todos.
Repetimos como un mantra: que
caiga todo el peso de la ley sobre los responsables, sean los que sean. La
población local es la que sufre y hay que acompañar a los que sufren. Si
Petroperú quiere hacer las cosas bien debería proporcionar información sobre el
estado real del Oleoducto Nor-peruano a la población, con total transparencia.
No hacerlo conlleva desprecio hacia la ciudadanía, como si no supiéramos
comprender. Mientras no proporcionen esta información seguiremos pensando que
el Oleoducto está obsoleto. Y debería haber vigilancia sobre el oleoducto que
incluya a las comunidades. Pero urgente, antes del año 3000.
REGRESAMOS A SARAMURILLO
En estos momentos Saramurillo es
mucho más que una comunidad kukama, es el espacio que varios pueblos indígenas
eligieron para realizar su paro. Por tanto, estamos hablando de diversidad. Y
es, precisamente, esta diversidad la que nos debe llevar a hacer propuestas
diferenciadas basadas en la justicia. Diferenciadas implica, en este caso, que
sean justas para cada pueblo indígena y le permita vivir con tranquilidad
conforme a los criterios que ellos consideren adecuados. Sería pernicioso
utilizar la diferencia por parte del Estado para dar lo menos posible a cada
pueblo indígena. Esto faltaría al otro principio: la justicia. Sólo así se
puede hacer un Perú pluricultural, mucho más allá de lo que dicen las leyes
escritas (que no se cumplen). De ahí que nos permitan una nota desde el pueblo
urarina.
El pueblo urarina habita el río
Chambira, un afluente por la margen izquierda del curso bajo del río Marañón,
en el distrito de Urarinas. Habitan en él entre 3500 y 5000 personas urarina. También
existen unas 800 personas urarina en el río Urituyacu y un número
indeterminado, para nosotros, en el río Corrientes. En el año 2001 la
Defensoría del Pueblo presentó el Informe N° 47. Pueblo Urarina. Conciencia de
grupo y principio precautorio. Por supuesto, fue papel mojado. El Estado no
recogió las recomendaciones ni las implementó. Posteriormente comunidades
urarina del río Corrientes han participado en varios paros. Y con las
negociaciones del lote 192 hemos visto personas urarina del río Corrientes
frente al Palacio de Justicia en Iquitos.
En este paro de Saramurillo
también hay un grupo de personas urarina. Quisiéramos señalar que el río
Chambira ha sido fuertemente impactado: tuberías petroleras que atraviesan su
territorio, derrames varios y en proporciones considerables, aguas de formación
de los pozos del lote 8 por décadas, entre otras lindezas. Nos parece
importante dedicar unas líneas, dado que siempre permanecen en segundo plano. Y
nos interesa particularmente tenerlos en cuenta, dado que para muchos pasan
desapercibidos, pese a que las mujeres visten blusas con telas de color rojo
muy vistoso.
Ya hace años que nos vienen
llamando la atención tres aspectos que vamos a nombrar, aunque precisarían de
mayor detenimiento, que no es posible aquí.
1. Aumento
de la brujería. Este año 2016 solicitaron a la iglesia católica apoyo legal
para defender a una familia urarina. Se trataba de un asesinato por brujería
entre familias urarina. No es el único caso del que tenemos conocimiento. El
último antropólogo que les ha estudiado recientemente señalaba un aumento de la
brujería en el pueblo urarina.
2. Migración.
A partir de 2010 hemos ido viendo distintos grupos urarina que habitaban
algunos espacios en el Marañón, fuera de su lugar habitual (el río Chambira).
Esto es importante porque el Marañón es inundable y los urarina no se
caracterizan, precisamente, por habitar terrenos inundables. Un núcleo se situó
varios tiempos en la parte alta de la comunidad de Rocafuerte, y otro grupo en
un lugar intermedio entre Santa Rosa de Lagarto y San José de Parinari, un punto que antiguamente se llamaba Valencia.
Todas estas comunidades son parte del distrito de Parinari. De igual manera,
también hace tiempo que había un grupo aguas abajo de la comunidad de
Saramurillo.
3. Conversión
religiosa. A partir del nuevo milenio pastores fundamentalistas norteamericanos
han visitado periódicamente el río Chambira. Aunque podemos calificar su éxito
como pequeño no deja de ser interesante. No comprendemos la conversión
religiosa como un cambio del sistema de creencias porque el tradicional no
responde a las nuevas exigencias. Más bien nos apuntamos a pensar que la
adquisición del cristianismo, en esta oportunidad en su versión protestante, se
debe a un cambio de perspectiva: adquirir la perspectiva del otro, del extraño,
del gringo.
Con qué propósito hemos señalado
los tres puntos anteriores. En el trasfondo de esta nota está el tema
petrolero. Estos aspectos, tanto la migración como la conversión religiosa, son
un intento de escapar de la brujería. No siempre se consigue. Ya hemos señalado
que, según el último antropólogo que ha realizado trabajo de campo entre ellos,
se ha producido un aumento de la brujería. Lo cierto es que la potente
contaminación existente en el territorio ancestral del pueblo urarina provoca,
entre otras consecuencias, la consiguiente disminución de recursos naturales. Estos
movimientos intentan dar respuesta a esta trágica experiencia de un territorio
fuertemente impactado. Por tanto, es preciso que este diálogo de Saramurillo
llegue a buen puerto. Está en juego la posibilidad de vivir como gente del
pueblo urarina.
De nuevo recordamos la diversidad
para comprender lo que sucede en Saramurillo. Hemos querido enfocar este paro
desde una brevísima nota del pueblo urarina.
POST DATA: RELACIONES COMPLEJAS
No es tan sencillo saber quién es
quién y cómo actúa. El escenario es móvil y se recompone continuamente. Los
procesos indígenas son inconstantes, volátiles y ambiguos de por sí. Los que
anden buscando una verdad eterna se perderán en este proceso. Mientras se
desarrollaba el paro en Saramurillo las 4 federaciones de las “4 cuencas”
estaban en Lima en diversas reuniones con el Estado. Las federaciones
concentradas en Saramurillo dejaron claro que las “4 cuencas” son en realidad 4
federaciones, pero que hay más federaciones indígenas en dichas cuencas. Las
fricciones entre unos y otros son evidentes.
Un actor principal es el gobierno
central. A quién atiende, cómo lo hace, en qué condiciones, a quién elige de
interlocutor, en qué lugar, bajo qué condiciones… son algunos interrogantes que
deben ser tenidos en cuenta. Esta toma de postura ya ha ido generando nuevas
respuestas en los actores, reconfigurando continuamente el paisaje. Nuestra
opinión es que todas las organizaciones deben ser consultadas, pero el mismo
planteamiento es problemático dado el habitual enfrentamiento de unos con
otros. A no ser que todos consigan ponerse de acuerdo frente al Estado, que es
otra posibilidad; no tan sencilla, por cierto.
Otro actor es el Gobierno Regional.
El Presidente Regional estuvo en Saramurillo antes que la delegación del
gobierno central y mientras las 4 federaciones de las “4 cuencas” estaban en
Lima conversando con los órganos estatales correspondientes. Unas declaraciones
del presidente regional tensaron las relaciones respecto a los concentrados en
Saramurillo. Ahora vemos una reunión del presidente regional con las 4
federaciones de las “4 cuencas”. De nuevo se mueve el escenario. Los apetitos
de poder, que son evidentes, no conducirán a buen puerto. ¿Jugarán algún rol
los Municipios? Veremos.
Mayor complejidad imposible. Una
visión simplista no nos llevará a ningún lugar. Es preferible una visión
poliédrica, llena de aristas y de perspectivas. Los humanos apetitos de poder,
que deben ser tenidos en cuenta en este proceso, no deberían nublarnos la vista
y hacer perder la perspectiva para solucionar los problemas históricos que ha
acarreado la actividad petrolera. Evitamos imaginar que va a ser un proceso
recto, lineal, irénico. Más bien, avistamos un escenario polémico, complejo,
ambiguo, pero lleno de oportunidades.
Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas
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